jueves, 31 de diciembre de 2009

"Un Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones" San Agustín. Habría que preguntar, ya que esto se sabe desde hace dos mil quinientos años, por qué sigue sucediendo, y por qué Venezuela es el peor de todos los casos.

martes, 22 de diciembre de 2009

El Avatar de Cameron


Anoche vi una película que tenía meses esperando, y que temía me fuera a decepcionar. Les hablo de la nueva superproducción de Hollywood Avatar, y lo digo ahora con toda franqueza, Cameron sabe hacer películas, y mejor aún, sabe contar historias. No sólo por haber sido el creador de las series de Terminator y Aliens (entre mis preferidas), luego director de la espectacular Titanic, pues Avatar transporta hasta un mundo de fantasía psicodélica donde habitan unos indígenas muy extraños y criaturas de sueños antes que de cualquier otra cosa, y al final de la proyección, hemos creído toda la historia. Y es que allí reside el gran talento de James Cameron, que, además de ser un hombre con una imaginación tremenda, es un magnífico contador de historias. Lo admito, temía que la película no me fuera a gustar, porque al ver los cortos la vi demasiado extravagante. Pero la experiencia de la película es sensacional. Y no se trata sólo de efectos, para los que no creemos que una película efectista ya hace el trabajo. Puede que sea la película más cara del cine, pero la historia que nos cuenta tiene una pasión humana que termina siendo completamente conmovedora. Al final es una historia que habla de nosotros, los seres humanos; es una metáfora de la colonización, desde los tiempos de Carlomagno, pasando por la conquista de América, la expansión al Oeste por parte de los Estados Unidos y la colonización de África por las potencias europeas. Todo está allí. Y como es lógico en nuestro corazones educados con valores cristianos, tendemos a ponernos de lado de los oprimidos.

Véanla. No se arrepentirán.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El cristiano moderno


"De mi diré que soy un hijo del siglo [XIX], un hijo de la incredulidad y de la duda, y (lo sé muy bien) lo seré hasta la tumba. Qué terribles tormentos me causa ahora esta sed de creer que es tanto más fuerte en mi alma cuanto más numerosos son los argumentos en contra. Y, sin embargo, Dios me envía a veces minutos de completa serenidad. En estos momentos es cuando hago una profesión de fe en la que todo es claro y sagrado. Esta profesión de fe es muy sencilla; hela aquí: creer que no hay nada más hermoso, profundo, simpático, razonable, valiente ni perfecto que Cristo. No solamente no hay más que esto, sino que -me lo digo con celoso amor- no puede haberlo. Mejor aún: si alguien me hubiera probado que Cristo está fuera de la verdad, y si hubiera realmente probado que la verdad está fuera de Cristo, hubiera preferido estar con Cristo antes que con la verdad"

Estas profundamente honestas palabras de Dostoievski, hasta ahora mi escritor preferido, reflejan con un talento tremendo la condición del cristiano moderno. Esta aceptación ciega del dogmatismo por encima de la verdad, esta afirmación de la fe por encima de la razón es el callejón sin salida al que se enfrenta todo occidental mínimamente crítico. Pues hay los que dejan el tema de lado, lo ignoran, y se despreocupan en diversiones y frivolidades. Pero hay los que no podemos rechazar el tema, y que le damos vuelta al asunto, y nos damos cuenta que toda la ciencia, toda la voluntad de verdad, todo el esfuerzo de la razón, al final no responden a la persona humana ninguna de las preguntas verdaderamente importantes, que son las preguntas cuyas respuestas le dan un sentido a la vida. El nihilismo, la aceptación conciente del absurdo de la vida, nos lleva a desperdiciarla en placeres mundanos o abrazar ideologías autodestrictivas que amargan nuestra existencia y la de los demás.

Vuelvo a citar a Nietszche, "Dios ha muerto", y yo agregaría que es, quizá, el acontecimiento más desalentador y desafortunado de toda la modernidad. El ejemplo de Cristo hoy en día es sustituido por éxitos de mercadeo como el "Evangelio de Judas", "El código da Vinci", los "Evangelios apócrifos" que la Iglesia Católica esconde tan maliciosamente, y toda una serie de literatura new age que le hace a las personas muchísimo daño. A gente que depositan su esperanza de vida en Cristo, que viven felices por su fe, y que día a día son atacados por una cultura materialista, la madre del consumismo, y son agredidos a donde vayan, tildados de retrógrados, atrasados, supersticiosos, engañados y hasta ignorantes. Esta es una verdad que es más presente en unos países que en otros, más en Europa que en América.

De todo esto el cristiano vuelve a surgir como una figura de martirio, no ya como en los tiempos de Nerón que eran perseguidos y echados a morir en el circo, sino como personas comunes cuyas creencias son todos los días, a toda hora, bombardeada por una cultura que genera, sin lugar a dudas, una terrible contradicción interna. De todos los argumentos racionalista, cientificista, psicoanalista y materialista, sólo se logran responder ciertas verdades de la condición humana. Pero las grandes preguntas quedan en vacío. El resultado es el cada vez peor relativismo ético que se reproduce en nuestra civilización, y que se resume brillantemente con la frase de Kirilov, uno de los personajes más enigmáticos de la novela de Dostoievski Los Demonios, cuando llega a la cinclusión de que "Si Dios no existe, yo soy Dios". Kirilov se suicida, y parece el curso de acción que estamos tomando los occidentales.

martes, 15 de diciembre de 2009

Utilitarismo y avaricia

Recojo de la literatura universal el siguiente pasaje:

"Los avaros no creen en la otra vida; el presente lo es todo para ellos. Esta reflexión ilumina con toda claridad la época actual, en la que el dinero domina más que nunca las leyes, la política y las costumbres. Instituciones, hombres, libros y doctrinas, todos conspira contra la vida futura sobre la que se apoya el edificio social desde hace mil ochocientos años. Ahora la tumba es un tránsito que no preocupa. El porvenir que nos espera después del 'Requiem' ha sido transportado al presente. Llegar por fas o por nefas al paraíso terrestre del lujo y los goces vanos; petrificar el corazón y macerar el cuerpo para obtener posesiones pasajeras, como antes se sufría para obtener los bienes eternos, es el único pensamiento general, pensamiento escrito por los demás en todas partes, hasta en las leyes, las cuáles preguntan al legislador: '¿Qué pagas tú?'; en lugar de decirle: '¿Qué piensas?'. Cuando esa doctrina haya pasado de la burguesía al pueblo, ¿qué será del país?" (Balzac: 1833)

Y lo que en el siglo XIX era una mera preocupación, se realizó con total plenitud en el siglo XX. El deseo materialista del burgués penetró con fuerza feroz el corazón del pueblo, del proletariado, a través del socialismo digo yo, que disfrazándose de idea de redención humana, no logró otra cosa que alimentar aún más el deseo consumista de poseer. La transferencia es clara. El mundo mató al Dios cristiano, como Nietszche lo sentenció, y en su lugar puso al Dios dinero, como Balzac ya lo auguró, y del cual Jesús de Nazaret nos advirtió hace ya dos mil años. Cuando se había creído que el alma era la prisión del cuerpo, idea que nació en la Ilustración, pero que no fue sino con Marx que se auto concientizó, la experiencia del siglo XX, y más aún la del naciente siglo XXI, dan la razón de vuelta a Platón y al cristianismo. No compañeros, el cuerpo es la prisión del alma.

Y he aquí que yo culpo de este error tan grave de la modernidad a la filosofía ética del utilitarismo, idea que no comprende dentro de sus conclusiones la posibilidad del sacrificio honesto. En vista de ello enaltecen la sinceridad del egoísmo, egoísmo que creyéndose inevitable ha dejado de lado cualquier idea de virtud, lo cual no es más que una degradación de la condición humana, y la capacidad del hombre de superar sus propias inclinaciones. Esta idea, compañeros, haciéndose pasar por una filosofía de la verdad ética, ha desencadenado la peor quimera de nuestro tiempo: el nihilismo; lo que Camus llamó el absurdo. Y esta idea, imponiéndose como criterio de verdad desde Hobbes, su primer iniciador, pero cuyos más aterradores exponentes son Bentham y Franklin, no ha descubierto, como se cree, al ser humano como un ser inevitablemente egoísta, lo cual es un error de concepto (el hombre sí es capaz del sacrificio honesto), sino que habiendo creído descubrirlo, lo que ha hecho es fomentarlo. El resultado es nuestra actual cultura del consumismo, la degradación de la condición humana a la de un mero sujeto de producción y consumo, no muy diferente del ganado en este sentido.


Esto es un punto en común con mucha gente que reivindica el altruismo de la espiritualidad. Pero lo que yo quiero señalar es que este error que en la contemporaneidad se padece es culpa (utilizo la palabra culpa en todo su significado) de la filosofía ética del utilitarismo, y de su principal iniciador, el filósofo inglés Tomás Hobbes. Mi respuesta, estrictamente de carácter personal, pero que no por ello no sugiero a mis demás compañeros, es un retorno al cristianismo que hemos ido perdiendo. Hoy creo ser una persona de fe cristiana, pero con antecedentes muy marcados de ateísmo y nihilismo. Hoy creo que, en vista de mis dos experiencias (mi actual cristianismo frente a mi pasado nihilista), puedo afirmar con cierta autoridad empírica que el camino a la felicidad está en la búsqueda de Dios y de la virtud (especialmente de la virtud cristiana por excelencia: el amor), en contra posición a la degradante filosofía utilitarista que resume la condición humana a la de un mero sujeto de producción y consumo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Reflexiones sobre el republicanismo

Si de republicanismo y ciudadanía queremos hablar, no podemos comenzar por ningún otro lugar que no sea en los autores clásicos, especialmente en Roma. Y es por ello que traigo a colación una frase que recientemente leí en Tito Livio, y que, de alguna manera, resume el grueso de la teoría republicana desde Maquiavelo hasta nuestros días.

Delegados de Locros se presentan ante el Senado Romano a protestar por las actitudes del legado militar Pleminio, dejado a cargo de la guarnición por Cornelio Escipión luego de la expulsión de dicha ciudad de los invasores cartagineses, y su representante, el más anciano, dice:

"Resulta difícil establecer cuál de las dos eventualidades es más detestable para una ciudad: cuando los enemigos la toman durante la guerra, o cuando un tirano funesto la oprime con la violencia y con las armas. Todo lo que padecen las ciudades tomadas lo hemos padecido y lo estamos padeciendo más que nunca, padres conscriptos; todas las atrocidades que cometen los más crueles e inhumanos tiranos contra los ciudadanos oprimidos las ha cometido Pleminio contra nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas" (Tito Livio, XXIX, 17, 19)

Sé que tiendo a utilizar mucho a Livio, pero no salgo de mi impresión cada vez que pesco una de estas poderosas afirmaciones de implicaciones mucho más profundas para el debate político de lo que a primera vista se puede ver. He aquí el debate sobre la libertad y he aquí la respuesta que nos dan los antiguos. Tomás Hobbes, el filósofo inglés, es el gran enemigo de esta tradición de pensamiento. Fue su verdugo en el siglo XVII, y todavía hoy existen sus defensores.

Compañeros, la verdad es que la noción de libertad negativa, es decir, la idea de que la libertad es el margen de la voluntad para actuar de acuerdo a sí misma sin interferencias extrañas es sencillamente una gran equivocación. Y una de las más bajas de las equivocaciones de la modernidad para el conocimiento, en vista de que buena parte del pensamiento moderno liberal y de sus ramas utilitaristas se fundamenta en este terrible error. La libertad no es el reino de las inclinaciones y su realización. No es en el individuo donde la libertad se encuentra. Es en la comunidad política, y es que la libertad es un fenómeno netamente político, no individual. La libertad se disfruta públicamente, no en el espacio privado. Cuando un semejante, cuando una persona igual a ti es oprimida, maltratada, vejada, esclavizada, eso también representa un acto de violación de tú persona, porque la libertad de nuestros semejantes, compañeros en la ciudadanía, es también nuestra libertad como personas. Por eso la idea liberal de vivir libres en nuestros hogares sin interferencia del Estado no es más que un prejuicio burgués.

Dos son los enemigos de la libertad tanto de una comunidad como de la persona en su individualidad. Los tiranos y las potencias extranjeras. No se es libre cuando se tiene a algunos como dueños. No se es libre cuando en tú país, aunque disfrutes de amplia licencia para hacer lo que la voluntad te dicte (como en Venezuela), está gobernado por un grupo de sujetos que a voluntad te pueden oprimir. Rescato del liberalismo su intención republicana, la idea de la ley como contención a la arbitrariedad, no para proteger los derechos de un individuo que no existe, sino para prohibir bajo cualquier circunstancia una relación de dominación donde unos se conviertan en dueños de otros. ¿Y qué es un tirano si no el amo de un país de esclavos? La libertad se trata de no tener dueño, por más pataletas que den los libertarios seguidores de Hobbes. No se trata de amplios márgenes de realización de la voluntad. Eso es una ficción; ya lo demostró así Kant. Se trata de compartir un país con semejantes a los cuales llamar ciudadanos porque ninguno es propiedad de la voluntad de nadie más. Y es a este principio al que debemos apelar.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Venezuela colonizada

Venezuela está siendo colonizada por Cuba. Chávez es su primer agente. Esto es un acontecimiento trágico que viene sucediendo desde hace años, pero ahora, en la cerrada del año 2009, el proceso está tomando un ímpetu sorprendente. La crisis de corrupción que rodea a los pequeños bancos privados que han sido tomados por el gobierno, toda ella mancha, salpica, o peor, empapa a varios altos y multimillonarios dirigentes del oficialismo. Los presos y perseguidos son reputados chavistas, que de la noche a la mañana se convierten en los empresarios más ricos del país, y que en el argot común de la política venezolana todo el mundo sabe que son testaferros de los líderes de la boliburguesía. Esta red de corrupción puede incluso estar vinculada con lavado de dinero de la droga que transita por Venezuela desde Colombia, y frente a una posible investigación de la DEA, el gobierno actúa preventivamente para no verse afectado directamente por un descubrimiento tan peligroso. De todos modos esto no es más que especulación de mi parte; la droga podría no tener nada que ver.

A lo que voy: Chávez hace un viaje inesperado a Cuba, pasa algunas horas reunido con Fidel y con Raúl, y a la mañana siguiente regresa a Venezuela anunciando la intervención de cuatro pequeños bancos privados y el arresto de Ricardo Fernández, el chivo expiatorio que carga con toda la culpa protegiendo a sus verdadero colaboradores. Algunos días después se interviene otro grupo de bancos similares. Todos propiedad de reconocidos chavistas, todos con la gran mayoría de sus depósitos por parte del Estado. El gobierno interviene y el dinero ha desaparecido. Los corruptos le han robado a toda la nación, y el oficialismo cierra las santamarías dejando a los privados particulares sin su dinero. Ayer el presidente anuncia la destitución de Jesse Chacón, uno de los colaboradores más cercanos de Chávez. ¿Por qué? Estos casos de corrupción ya llevan cinco años siendo denunciados por la oposición. ¿Qué elemento fue determinante para que Chávez de la noche a la mañana comience una purga en los elementos más confiables de su gobierno? Y de hecho la decisión fue de a noche a la mañana, fue en esa noche en la que Chávez se reúne personalmente con Fidel y Raúl Castro en Cuba.

Mi deducción de todo este asunto es que, lo que ya se conoce, que los cubanos están infiltrados en Venezuela hasta el cuello, especialmente en las agencias de seguridad, está profundizándose en una suerte de fase final. Los cubanos, que tienen un control psicológico sobre el presidente Chávez, ya bien sea porque Fidel lo tiene colonizado ideológicamente, bien sea porque Chávez está enamorado de Fidel (tesis que suena descabellada, pero puede ser verdad), están terminando de tomar el control de todo el Estado Venezolano. No sólo nos exprimen nuestras riquezas, sino que, además, han comenzado una purga donde los más cercanos colaboradores del presidente, el chavismo endógeno independiente de la dominación de los cubanos, está siendo desplazado del poder. El profesionalismo de los organismos de inteligencia cubanos puede que tengan desarticulados al sector armado nacional, o a cualquier forma de brazo armado de la revolución, con lo cual se aseguran tener el control de país para continuar robando nuestros recursos. Con esta suerte de nuevo colonialismo, que todavía está en hipótesis y quedará para el futuro descifrar lo que realmente está sucediendo, la pieza fundamental que sostiene todo el sistema es el presidente Chávez, el cual se ha subordinado plenamente a la opinión de Fidel Castro, lo cual en lenguaje común se llama traición a la patria.

La próxima confrontación de consecuencias políticamente sensibles son las elecciones del 2010. Veamos qué sucede, y si los cubanos aceleran su esquema de colonización en vista a una posible derrota electoral del oficialismo o a la patente desestabilización del sistema, ocasionada por descontento popular en vista de la crisis de servicios públicos y la galopante inflación.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Preludio 15 de Chopin

La música tiene muchos momentos, pero hoy quiero señalar uno muy breve. Uno de esos momentos que, dentro de la gigantesca constelación de la música universal, es a penas un punto minúsculo. Sin embargo, no por ser pequeño deja de ser grandioso. Hablo del Preludio número 15, también conocido como "Raindrop", de Chopin. Fue utilizado por Kurosawa, el célebre director de cine japonés, en su película titulada "Sueños", en la secuencia en la que el personaje principal ingresa en un universo formado por pinturas y grabados de Van Gogh; mi parte preferida de la película. Y es que de todas las piezas de Chopin, tantas tan maravillosa, el preludio 15 debe ser una de las más profundas piezas para piano.
Comienza con unas tonalidades de una ternura indescriptible: Precisamente como andar caminando por los alegres paisajes de Van Gogh. Y en un momento se transforma y se convierte en tonalidades oscuras, profundas, pasionales. Siento con esta pieza una conexión particular, un llamado a los momentos alegres de la vida, y a la oscuridad inherente del alma. Gran pieza, gran compositor.

martes, 1 de diciembre de 2009

Felicidad y Eudaimonía

Ultimamente me ha parecido que los antiguos estaban más claros que nosotros los modernos en varias cosas. Entre ellas la moral y su hermana gemela la felicidad. La palabra griega que nosotros traducimos por felicidad, no por su equivalencia de significado, pero por ser lo más cercano al uso común, es eudaimonía. Y si nos atenemos al significado, sociológicamente hablando, que los antiguos le daban a tal palabra, ya podremos descifrar algunas tendencias. No pretendo hacer una explicación exhaustiva de la eudaimonía; tan sólo establecer mi posición respecto del tema.

Etimológicamente eudaimonía quiere decir literalmente, más o menos, espíritu bueno (eu=bueno, daimon=espíritu). Y puede ser traducido con mayor precisión como estado de plenitud. Nuestro concepto de felicidad es lo que más se acerca a esto, pero temo decir que la noción griega es mucho más compleja. Antes de abordarla hablaré un poco sobre la noción más difundida de felicidad que existe en nuestra cultura, y que está asociada al tema de la libertad.

Sería totalmente errado establecer que la noción de felicidad, tanto como la de libertad, es algo homogéneo en nuestra tradición. Nada más lejano de la verdad, nuestra cultura, especialmente la académica, se caracteriza por permanecer en constante debate. Sin embargo la tesis más difundida en nuestra sociedad es la utilitaria. Para resumirlo de manera brutal, la racionalidad es nuestra capacidad para evaluar nuestras opciones de acuerdo con criterios de utilidad, es decir, de costo/beneficio. En tal medida nosotros hacemos una evaluación interna en lo que llamamos libre albedrío, y permanecemos libres mientras ésta evaluación toma lugar. Tan pronto como descubrimos nuestra preferencia de acuerdo con el criterio de racionalidad, tomamos la decisión y pasamos de la fase deliberativa a la fase de la praxis. En lenguaje hobbesiano, la voluntad libre no es más que la preferencia última luego de un proceso deliberativo. Ajustamos costos a beneficios, tomamos la decisión más conveniente y "voilà!", somos sujetos libres. Y si nuestro margen de opciones es amplio, entonces podemos ajustar mejor nuestras decisiones para incrementar el beneficio de los placeres (Stuart Mill establece la diferencia entre dos tipos de placeres, unos más profundos que otros, explicación que no deja de ser insuficiente para nosotros) y apartar de nosotros el costo de los dolores. De acuerdo a esta tesis, somos más felices en la medida en que nuestro libre albedrío tenga mayores opciones de escoger placeres y evitar dolores. Hechos los pendejos, los utilitaristas construían la base filosófica para la actual cultura consumista. Si vieron la hermosa película animada "Wall-E" entenderán con plena exactitud mi punto: cuando el protagonista encuentra a los humanos en una nave espacial, se topa con una sociedad de individuos alienados por completo en la ininterrumpida satisfacción de sus inclinaciones (en lenguaje kantiano), lo cual es, metafóricamente, el paraíso del utilitarismo. Esta caricatura es, de hecho, una buena imagen de lo que es el utilitarismo llevado a su máxima absoluta. Claro, nuestra sociedad no es del todo así, pero la exageración caricaturesca sirve para ilustrar los principios fundamentales de la teoría.

De de hecho la psicología simplista iniciada por Hobbes es o no fundamento de la libertad verdadera, o si la libertad pertenece más bien al universo de los imperativos categóricos de Kant, o a la autoconciencia de la historia de Hegel o de Marx, eso no me interesa en este momento. Mi tema en este escrito es sobre la felicidad de la persona. De aquí regreso a los antiguos, y a los motivos por los cuáles considero que los señores de la Antigua Grecia estaban más claros que nosotros, inteligencias humanas de más de dos mil años después.

Eudaimonía no sólo era felicidad entendida como ese estado emotivo de la persona en la que siente una suerte de plenitud momentánea. Eudaimonía denota, además, un estado de ánimo que es tanto interno (nuestra felicidad) como externo. Esta manifestación externa vincula a esa plenitud interna con el éxito y la prosperidad (no necesariamente material). Es decir, el ser feliz para los antiguos no es una cosa de momentos, sino un estadio de la vida que se manifiesta a todos los que lo ven. Esto que puede sonar un poco abstracto se ilustra muy bien en una anécdota que nos llega a través de Herodoto cuando Solón de Atenas visita al tirano de Lydia, Croeso. Según nos cuenta, Croeso, que para entonces era el rey del Egeo más rico y poderoso de todos, luego de mostrarle a Solón todas sus gigantescas riquezas, le preguntó (en vista de que creía del ateniense ser uno de los hombres más sabios) quién era el hombre más feliz del mundo. La trampa se nota con total claridad, pero Solón respondió algo totalmente inesperado para el tirano. El sabio le dijo con total sinceridad que consideraba a los hombres más felices a unos particulares de Atenas que habían tenido muertes honrosas y que habían vivido sus vidas gozando del aprecio y del amor de los demás, habiendo vivido por largos años hasta ver a sus hijos y a sus nietos crecer con salud y prosperidad. A Croeso esto le resultó una insolencia, pretender que unos pequeños hombrecillos de Atenas podían compararse con la grandeza de su reino. Pero con el tiempo la historia demostró que Solón estaba en lo correcto. El reino de Croeso fue invadido poco después por Ciro de Persia, y el rey lidio fue capturado y puesto en una hoguera. Justo antes de ser incinerado Croeso gritó al cielo el nombre de Solón, y entendió por completo lo que éste le quiso decir en aquél momento.

Esta historia es muy bella, pero además es muy útil para mi actual argumento. Desde un punto de vista utilitario, Croeso sin duda puede ser el hombre más feliz del mundo. Tenía las riquezas para incrementar y saciar sus inclinaciones y alejarse por completo del dolor. Sin embargo esto no le valió de nada porque al final perdió su reino por culpa de su imprudente ambición y fue humillado ante el cadalso por Ciro. En cambio aquellos pequeños ciudadanos atenienses habían logrado lo que los griegos llamaban eudaimonía. Para resumirlo, nuevamente de manera brutal, y de acuerdo con la tesis aristotélica donde yo me inscribo, la felicidad está íntimamente ligada con la práctica de lo que los griegos llamaban "arete", que nosotros traducimos como virtud. Sin embargo, y como es usual, la palabra griega es más compleja y de mayores implicaciones que la nuestra. De hecho arete quiere decir algo como excelencia. En la medida que uno practica virtudes, no sólo es beneficiario de los bienes que nos permiten, sino que, además, uno disfruta de cierta satisfacción al contemplar que las acciones de uno están hechas excelentemente. Esta excelencia, además, es reconocida visiblemente por los demás y el resultado es la admiración.

En definitiva, la eudaimonía significa que nuestra personalidad, es decir, quienes somos, se devela ante los demás en momentos de sobresaliente excelencia, lo cual sólo se logra a través de las virtudes. Este alcance de la eudaimonía es un estado de plenitud, no sólo de nuestras inclinaciones, lo cual no es muy diferente al simple consumo, sino de una plenitud espiritual y radiante que los demás pueden contemplar y reconocer, hasta el punto de tratar de imitar. La felicidad, como la entendían los antiguos, no era una mera experiencia subjetiva encerrada en el individuo. Era una manifestación externa de la personalidad que se compartía con los demás y que sólo se lograba a través de la arete, de la práctica conciente de las virtudes.

Yo he vivido esto. Lo viví recientemente en honor a mi graduación. La felicidad como plenitud del espíritu se logra a través de esa excelencia que te da solamente la práctica de las virtudes, cuando te reconocen por ser el primer promedio de la facultad, cuando te reconocen por tus méritos académicos, cuando tu familia y tus amigos te demuestran el orgullo que sienten por ti, cuando alcanzan el éxito como te lo habían planteado y en el momento de plenitud irradias la verdadera felicidad y alejas de ti la envidia y el rencor de los demás. Porque la envidia se siente hacia lo que los demás tienen, en tanto que consumen algo que uno no consume, entonces envidian. Pero los logros de la excelencia inspiran la emulación, y satisfacen el orgullo de los seres queridos. Esta última ecuación no existe en el utilitarismo, y es por ello que la considero una teoría muy pobre que no logra comprender la verdadera esencia de la condición humana, a diferencia de la lucidez de las teorías clásicas, especialmente la del grandiosísimo señor Aristóteles.

domingo, 15 de noviembre de 2009

El Cantante de los cantantes


Héctor Juan Pérez Martínez (a la derecha en la imágen), el cual fue luego muy conocido como Héctor Lavoe, nació en la ciudad de Ponce, Puerto Rico, el 30 de septiembre de 1946. De él quiero escribir porque es, sin duda, mi cantante preferido. Perdió a su madre a los siete años, a su padre a los diez. Desde jóven estudió música y a los diesisiete años se fue a Nueva York, a probar fortuna, sin saber que en pocos años se convertiría en el vocalista intérprete salsero más celebre de la Salsa. Pronto conoció a otro de los grandes, junto con quien formará uno de los binomios salseros más trascendentales, Willie Colón (a la izquierda en la imágen). Ambos se hicieron muy amigos y entre 1967 y 1983 sacarán juntos hasta trece álbums, donde encontramos canciones tan hermosas como Che Che Cole, Ah-ah/Oh-no, Barrunto, La Murga, El Día de mi Suerte, entre otras. Luego Lavoe trabajaría con su propia banda e interpretaría las que para mí son las más grandes canciones de la Salsa: El Cantante y Periódico de Ayer, magistrales piezas de la mejor música latina.
Su fama internacional fue avasallante, haciéndose conocer como "Cantante de cantantes" y su apodo Lavoe viene precisamente de "La voz". Probablemente el cantante más celebre y virtuoso de la Salsa, es reconocido y reverenciado hoy, a dieciséis años de su trágica muerte. Un día que su apartamento en Queens cogió candela tuvo que saltar del balcón sufriendo graves fracturas en las piernas. Perdió a su hijo en un accidente y posteriormente cayó en una depresión que aumentó producto de una incontrolable adicción a las drogas. En su profunda depresión intentó suicidarse de un piso 9 en 1988. Su historia está marcada por la tragedia, pero hoy su voz es recordada con cariño y pasión entre millones de latinos y no-latinos que lo admiran como el más grande de los cantantes de salsa. Yo estoy entre ellos.
Héctor Lavoe es para mi motivo de inspiración en muchos momentos, en los malos y en los buenos. Cuando hace falta alegría, su voz y melodía nos alegra con su enigmático entusiasmo y carisma en canciones como Ah-ah/Oh-no, y en momentos de despecho nos enseña fortaleza y voluntad como en Periódico de Ayer, la canción que más recomiendo a mis amigos. No ví la película que sacaron en 2007, pero por las crítica de amigos y del propio Willie Colón, no me entusiasma mucho verla, ya que, aparentemente se afinca demasiado en su drogadicción. Sin embargo una crítica honesta pide ver la película antes de avanzar un criterio propio. De todas maneras escribo este breve texto en conmemoración a un gran artista latino que para muchos se ha convertido en nuestro héroe. Ojalá su música y su voz suenen por siempre.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La Guerra es la coartada de la Tiranía

El presidente Chávez amenaza con la guerra. En sus últimas locuciones por radio y televisión ha incrementado la tensión entre su gobierno y el estado colombiano. Al mismo tiempo ha polemizado internamente para poner a los venezolanos en tres y dos, como se dice comúnmente en el béisbol. Estamos con Chávez o somos traidores a la patria. Esto es explícito, no tiene cabida a interpretaciones. El presidente Chávez no sólo amenaza a Colombia con la guerra; también nos amenaza a los venezolanos. Es claro que este conflicto es inventado por el gobierno y que las supuestas amenazas de Colombia son simplemente un teatro. ¿Cómo saberlo? Primero por el historial que tiene este gobierno con las FARC, y segundo porque el gobierno del presidente Uribe está agotando literalmente todos los mecanismos legales internacionales para solventar la crisis diplomática, incluso acudiendo a la OEA, organismo que como todos sabemos, es carente de cualquier autoridad en vista de su irresponsable oportunismo. El gobierno de Colombia está jugando diplomáticamente mientras Chávez quiere polemizar a través de las armas. ¿Por qué? Porque una crisis diplomática no rinde suficientes frutos a nuestro megalómano presidente.

Y es aquí donde se evidencia la mascarada del gobierno de Chávez. Una guerra con Colombia (o la sola amenaza de ella), si bien es una jugada durísima y muy arriesgada, puede traducirse en importantes victorias políticas internamente para el proyecto personalista y tiránico del presidente. Los posibles beneficios de esta mascarada son los siguientes:

1) Polemizar con un enemigo externo podría lograr agrupar a sectores del país detrás de la autoridad del presidente Chávez. Sectores que se están alejando de él en desbandada, en vista de la desproporcionada crisis de servicios públicos (agua y luz principalmente) que se cierne sobre Venezuela. La vasta mayoría de ciudadanos mínimamente pensantes reconocemos que tal crisis de servicios no es culpa de nadie más ni nadie menos que de los propios funcionarios del gobierno del presidente. Chávez trata de desviar la atención y de polarizar con un enemigo externo para resurgir en popularidad a través del miedo colectivo que genera una posible guerra con Colombia.

2) La guerra es la coartada perfecta de las tiranías (y lo que es más preocupante aún, de los movimientos totalitarios) desde los tiempos antiguos. La guerra es la polarización máxima, llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias, a una relación de vida o muerte que obliga a los actores políticos (en este caso ciudadanos de una república) a tomar posición. O se está con la patria o se está contra ella. La relación amigo-enemigo llevada a su máximo permite al gobernante, Chávez en este caso, reprimir a todo aquel que sea objetivado detrás de la línea imaginaria del enemigo. Internamente la guerra es la cuartada perfecta de las tiranías para poner al país en estado de sitio y reprimir la disidencia en nombre de la república. Lo que Chávez ha estado buscando desde el 11 de abril, su "bahía de cochinos" que le permita descabezar de una vez por todas a la democracia venezolana y proclamarse definitivamente dictador, lo cual es el camino más seguro para morir en el poder.

3) El fruto más fácil de cultivar en la coartada de la guerra, en el caso concreto en el que vivimos, es deshacerse del gobernador del Táchira. Culparlo de traidor a la patria, de cooperar con el enemigo externo, abrirle un juicio y deshacerse de una de las gobernaciones de oposición al régimen Chávez. El gobierno es magistral en esta movida.

Lo importante es no olvidar que el conflicto al que nos está llevando Chávez con Colombia es un teatro cuyo objetivo último es liquidar a la disidencia interna en Venezuela. No olvidemos esas encuestas, esos números preocupantes para el gobierno, que se acentúan a medida que se acercan las elecciones parlamentarias, y que ponen en jaque la supervivencia del régimen de Chávez. El tirano hará todo lo posible, y jugará lo más duro que pueda, para evitar una catástrofe electoral en el 2010. Este conflicto con Colombia no es más que otra de sus tretas para desviar la atención y capitalizar victorias políticas internas. Aquí el enemigo común es Chávez. Es tanto enemigo de los colombianos como de los venezolanos. No nos dejemos engañar. Estar contra Chávez no es estar en contra de Venezuela. Todo lo contrario, es estar en favor de Venezuela tanto como estar en favor de los colombianos. Hay que decirlo con total claridad. Los únicos traidores a la patria aquí se llaman Hugo Chávez y toda la partida de delincuentes que gobiernan junto a él. Quien lo diga de esa manera es un patriota y no un traidor.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Dios juzga a los gobernantes


Salmo 58

2 Oh dioses y poderosos, ¿será verdad
que hacen justicia y que gobiernan según
el derecho?
3 Al contrario, a sabiendas falsean el
derecho, imponen al país un yugo injusto.
4 Los impíos andan descarriados desde
el seno de su madre, desde entonces mien-
te el embustero.
5 Llevan dentro un veneno como de ser-
piente que se hace la sorda; 6 que no escu-
cha la voz del encantador y rechaza sus
encantos.
7 Oh Dios, quiébrales los dientes; quiebra
sus mandíbulas de leones.
8 Que queden desparramados como agua
derramada. Que se marchiten como hierba
pisoteada.
9 Como babosa que se deshace al desli-
zarse, como feto abortado que no abre
los ojos a la luz.
10 Antes de que echen sus espinas como
la zarza, verdes o quemadas, que los arre-
bate el torbellino.
11 El juzto gozará al ver el castigo, y la-
vará sus pies en la sangre del impío. 12 Y di-
rán: Es verdad que hay recompensa para el
justo, sí, hay un Dios que hace justicia.


Este es uno de mis salmos preferidos. Lo he leído varias veces este año, en vista de acontecimientos que perturban con mucho dolor a los venezolanos. Lo leo cada vez que salgo de mi casa dispuesto a integrarme a una protesta política. Pero con este mismo salmo no sólo se mide con vara a los tiranos como Chávez o Husseín; el primero todavía falta de castigo y el segundo con uno bien merecido. Con la vara del salmo 58 Dios mide también la falta de los partidos, y de aquéllos políticos que en nombre del bien común engañan a los pueblos y los utilizan para su bien personal. Todos ellos castigados al fin. Pero no olvidemos que "con la vara que midas serás medido", lo cual es otra de las enseñanzas del cristianismo que nos llama a entender que la venganza está inevitablemente en manos de Dios, y es por ello que al final del salmo que presentamos afirma que "el juzto gozará al ver el castigo", pues no es él quien castiga sino Dios, y El aplica ese castigo de las mil maneras, en este mundo o en el próximo.

Es interesante y señalo como al comienzo se refiere el salmo a los gobernantes como "dioses y poderosos" y más adelante se refiere a sus "mandíbulas de leones". Son depredadores que se creen dioses tan sólo por ser podersos. Sólo a Chávez se le ocurre culpar al fenómeno natural que nosotros conocemos como "El Niño" por la falta de agua y electricidad en Venezuela, como si fuera Júpiter desde el Olimpo condenando las acciones de otros dioses subordinados a él. Chávez está incapacitado de sentir culpa, y es precisamente por ello que su castigo va a ser feróz. En manos del pueblo, de la historia o del infierno, Chávez padecerá todas y cada una de las penas descritas en el Apocalipsis y nosotros los venezolanos estaremos allí para presenciarlo, y como el salmo en cuestión nos indica, gozaremos.

Si Dios es justo, como sin duda lo debe ser, castiga al culpable y perdona al inocente con precisión matemática. Por creerse dioses sin serlo, los tiranos y políticos padecen las consecuencias de su soberbia.

martes, 3 de noviembre de 2009

La caída de Ilión


Habla Eneas:

"Ya la falange de los argivos se encaminaba desde Ténedos a nuestras conocidas playas en sus bien armadas naves, a favor del silencio y de la protectora luz de la luna, y a penas la real encendió una hoguera en su popa para dar la señal, cuando Sinón, defendido por los hados de los dioses, crueles para nosotros, abre furtivamente a los griegos encerrados en el vientre del coloso su prisión de madera; devuélvelos al aire libre el ya abierto caballo, y alegres salen del hueco roble, descolgándose por una maroma los caudillos Tesandro y Stenelo y el cruel Ulises, Acamante, Toas y Neptolemo, nieto de Peleo, y Macaón el primero, y Menelao, y el mismo Epeos, artífice de aquélla traidora máquina. Invaden la ciudad, sepultada en el sueño y el vino, matan a los centinelas, abren las puertas, dan entrada a todos sus compañeros y se unen a la huestes que los estaban esperando para dar el golpe."

Mientras esto acontece, Héctor dice a Eneas en un sueño: "Huye, ay, ¡oh hijo de una diosa!-dice-; húye y líbrate de esas llamas. El enemigo ocupa la ciudad. Troya se derrumba desde su alta cumbre. Bastante hemos hecho por la patria y por Príamo; si Pérgamo hubiera podido ser defendido por manos mortales, mi mano le hubiera defendido. Troya te confía sus númenes y sus penates; toma contigo esos compañeros de sus futuros hados y busca para ellos nuevas murallas, que fundaras, grandes por fin, después de andar errante mucho tiempo por los mares."

Eneas despierta y corre en defensa de Troya diciéndo a los jóvenes que encuentra: "¡Oh mancebos, corazones fortísimos, pero en vano; si estáis decididos a seguirme en mi desesperada empresa, ya véis cuál es la situación de nuestras cosas; todos los dioses, por cuyo favor subsitía este imperio, han abandonado sus santuarios y sus altares; vais a acudir en socorro de una ciudad incendiada; muramos, pues, sucumbamos en medio de la pelea. La única salvación para los vencidos es no esperar ninguna."

"Cayó la antigua ciudad, libre y poderosa por tantos años; por todas partes se ven tendidos cadáveres inertes en las calles, delante de las casas y en los sagrados umbrales de los dioses. Mas no sólo los teucros los que derraman su sangre; también a veces renace el valor en el corazón de los vencidos y sucumben los vencedores dánados. Por todas partes lamentos y horror; por todas partes la muerte, bajo inumerables formas."

"La fuerza se abre camino, no hay entrada que no se rompa; los griegos invasores acuchillan a los primeros que se les ponen delante y ocupan con su gente todo el palacio: no con tal violencia, cuando se desborda, rotos los diques, espumoso río y cubre con sus raudales los opuestos collados, se derrama furioso y soberbio en su crecida por los campos, arrastrando en sus olas los ganados con sus rediles. Yo, yo vi a Neptolemo, ebrio de sangre, y a los dos Atridas en el umbral del palacio; ví a Hécuba y a sus cien nueras y a Príamo en los altares, ensangrentando con sacrificios las hogueras que él propio había consagrado. Los cincuenta tálamos de sus hijos, esperanza de una numerosísima prole, los artesones de oro, ricos despojos de los bárbaros, todo en ruinas; lo que no abrasan las llamas es presa de los griegos."

"Entonces vi patentes los irritados rostros de las grandes deidades enemigas de Troya... Entonces vi a todo Ilión ardiendo en vivas llamas y revuelta hasta sus cimientos la ciudad de Neptuno, semejante al añoso roble de las altas cumbres cuando, serrado ya por el pie, pugnan los labradores por derribarle a fuerza de hachazos; álzase todavía amenazante, y trémula en la sacudida copa, se cimbrea su pomposa cabellera; vencida poco a poco, al fin, con repetidos golpes, lanza un postrer gemido y se precipita, arrastrándo sus ruinas por las laderas."

"En los ya desiertos pórticos del templo de Juno, Fénix y el cruel Ulises, elegidos para custodiar el botín, velaban sobre él. Vense allí hacinados por todas partes los tesoros de Troya, arrebatados a los santuarios incendidados, las mesas de los dioses, macizas copas de oro, vestiduras y despojos de cautivos; alrededor se extienden en larga hilera los niños y las despavoridas madres..."

"Pasada así, en fin, la noche, volví a reunirme con mis compañeros. Allí vi que se les habían agregados otros muchos, admirándome de que su número fuese tan grande; allí había matronas, guerreros, niños, muchedumbre infelíz congregada para el destierro. De todas partes habían acudido a igual punto, trayendo consigo sus ajuares y aparejados a seguirme por mar a cualesquiera regiones adonde me plugiera llevarlos. Ya en esto el lucero de la mañana se alzaba por cima de las altas cumbres del Ida, trayendo el día; los griegos ocupaban las puertas de Troya; ninguna esperanza de socorrerlas nos quedaba ya. Cedí, pues, a la suerte, y levantando en hombros a mi padre, me encaminé al monte."

Virgilio.

martes, 27 de octubre de 2009

Más de los Hermanos Karamázov.

Acabo de leer uno de los grandes episodios de los Hermanos Karamázov, gran novela de como ustedes deben saber Fedor Dostoievsky. No relataré el cuento porque es injusto para los que no lo han leído, pero rescaté las siguientes reflexiones hechas por el autor en boca del hermano mayor Dimitri Karamázov.

"Dios da alegría, es su gran privilegio."

"¡Si arrojan a Dios de la tierra, bajo tierra lo encontraremos nosotros!"

"Si Dios no existe, el hombre es el señor de la tierra, del universo. ¡Magnífico! Pero, ¿como será virtuoso sin Dios? ¡Esta es la cuestión!"

"Sin Dios, tú mismo cargarás la mano sobre el precio de la carne."

Frases que me impresionaron y las comparto cordialmente con ustedes.

sábado, 24 de octubre de 2009

Con un vasito de agua y con la luz apagada.



Oír al presidente últimamente es de verdad insólito. Su lenguaje previo siempre fue provocador y agresivo, llegando a decir cosas verdaderamente impresionantes. Pero lo último ya es sencillamente insólito. Chávez llama a los venezolanos a que apaguen las luces y a que se bañen con un vasito de agua las mañanas. Esto no solamente nos deja perplejos porque regala plantas de electricidad a otros países, sino por el hecho de que, al contrario de otros jefes de gobierno que prometen lo mejor y se justifican ante lo peor, Chávez promete lo peor y ni siquiera procura justificarlo. Es el sinsentido. En vez del gobierno invertir para mejorar la infraestructura de servicios tan básicos como el agua y la luz, el presidente llama a los venezolanos a que conciente y responsablemente acepten disminuir su calidad de vida. No es cuestión de pedir excusas ante la incompetencia de su gobierno, sino hacer un llamado a los venezolanos a que aceptemos como dado el ridículo deterioro de los servicios básicos en nuestro país, sabiendo que tenemos más que suficientes recursos para que no sólo se mantengan bien, sino que mejoren. Yo entendería que un presidente de Haití haga un llamado a sus ciudadanos para tratar de lidiar con los crónicos problemas que vive ese país. ¿Pero Venezuela? ¿El emporio petrolero de Sudamérica? ¿No suena a demasiado cinismo?

Es decir; Chávez le dice a los venezolanos "cálensela, porque esto no va a cambiar y yo de aquí no me voy." Interesante propuesta de gobierno, ¿no? Ser un buen ciudadano dentro de los estándares de la ideología chavista es adaptarse a las necesidades crecientes y los bienes decrecientes que se viven en Venezuela, aceptando como inamovible la voluntad soberana del Presidente de la República Hugo Chávez, tirano de tiranos de Sudamérica. Supongo que lo insólito resulta la regla en nuestra pequeña república andino-caribeña.

lunes, 19 de octubre de 2009

Deber y Virtud

En un debate en el Senado convocado por los cónsules para discutir nuevas contribuciones para proseguir la guerra contra Aníbal en Italia, uno de ellos les habla así a los distinguidos de la curia:

"Si pretendes imponer algo a un inferior, los tendrás a todos más dispuestos a obedecer si primero tú te impones esa obligación a ti mismo y a los tuyos. Un impuesto no resulta gravoso cuando los demás ven que todos los principales cargan con un parte del mismo mayor de la que corresponde por individuo. Por consiguiente, si queremos que el pueblo romano tenga flotas y las equipe, y que los particulares aporten remeros sin protesta, impongámonos primero nosotros esa misma obligación. Llevemos mañana los senadores al tesoro público todo nuestro oro, plata y blonce acuñado, dejando cada uno un anillo para él, su mujer y sus hijos (...); y los que tengan mujer e hijas, una libra de oro por cada una. Los que desempeñaron una magistratura curul, que conserven una libra de plata y los arneses del caballo, para que puedan tener un salero y un platillo para el culto de los dioses. Los demás senadores, solamente una libra de plata. En cuanto al bronce acuñado, dejémosle cinco mil ases a cada cabeza de familia. Pero todo el oro restante, la plata y el bornce acuñado llevémoslo inmediatamente a los triúnviros de finanzes antes de aprobar ningún senadoconsulto, a fin de que esta contribución voluntaria y esta porfía por prestar servicio a la república suscite la emulación del órden ecuestre en primer lugar y del resto de la población después. Éste es el único camino que hemos encontrado los cónsules después de largas conversaciones entre nosotros; seguidlo, y que los dioses nos ayuden. Un Estado sólido preserva también fácilmente las propiedades privadas; abandonando lo que es de todos, en vano tratas de conservar lo que es tuyo". (Livio, XXVI, 36, 3)

Quería dejar éste fragmento como llamado de atención a lo que deben ser las virtudes políticas del ciudadano republicano. Hoy en día vivimos profundamente aferrados a nustra individualidad y olvidamos con demasiada facilidad lo que es de todos. Subrayo la última oración del texto como un ejemplo de verdadera sabiduría política. El que sólo piensa en sus derechos y sus derechos ignorando por completo que la libertad acarrea deberes es el ejemplo clásico de una persona es todo menos ciudadano.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Inmortalizados en el monte.


En un acto totalmente fortuito vine a dar con una tremenda foto del Monte Rushmore en Dakota del Sur. Este monumento, además de ser bien particular, tiende a pasar desapercibido a uno como extranjero de ese país. Total, qué hay en Dakota del Sur además de pinos, ríos y este grandioso monumento. Sin embargo, la foto me causó mucha curiosidad y me puso a reflexionar sobre el asunto. La idea la concibió un historiador americano, Doane Robinson y llevada a cabo por el escultor Gutzon Borglum, en territorio que antes pertenecían a los indios Sioux y que ahora lleva el nombre de the Black Hill. El monumento fue aprobado y financiado por el Congreso de los Estados Unidos y comenzaron los trabajos en 1927 y en 1939 fue definitivamente completado. Quiero aprovechar para hablar un poco de los cuatro señores que han quedado inmortalizados en el granito de la montaña.

El primero de nuestros héroes es el extraordinario George Washington, nacido en la antigua colonia de Virginia en el año 1732. Si bien en principio se dedicó a la agricultura, dueño de varios esclavos en vista de que formaba parte de una acomodada familia sureña rural, en el año 52, tan pronto como a sus veinte años, se enlistó en la milicia virginiana con el rango de Mayor encargado del entrenamiento de milicias. Un año después fue encargado por el gobernador Robert Dinwiddie de entregar un ultimatum a tropas francesas que merodeaban en el valle del Ohio (en lo que es hoy Pennsylvania), territorio que reclamaban las colonias inglesas. En su misión, el temerario oficial novicio George Washington tuvo un intercambio de fuego con las tropas francesas y los puso a huír, sin sufrir bajas, quitó la vida a varios soldados de Francia. La prensa europea infló el acontecimiento lo cual enervó aún más las tenciones entre Francia y Gran Bretaña, momento que un ambicioso y turbulento rey de Prusia, Federico II el Grande, vio como momento oportuno e invadió Sajonia, motivo por el cual estalló la célebre Guerra de los Siete Años. Si nos remitimos a la fecha, el primer soldado que de hecho luchó en ese guerra fue el Mayor Washington en una oscura, apartada y desconocida frontera de los imperios coloniales anglo-franceses. Pero esa es otra historia. Washington tuvo una destacada carrera durante lo que los americanos llaman la Guerra Franco Indígena (en vista de que los franceses se hicieron en alianza con las naciones indias del oeste). Al finalizar la guerra nuestro héroe había ascendido a Brigadier General. En el período posterior se casó, se dedicó a sus negocios agrícolas, hasta que ocurrió lo mejor: estalló la rebelión en Massachusetts. No contaré la historia de la guerra que todos sabemos como terminó gracias al liderazgo de Washington. Se declaró la independencia en 1776, se expulsó a los británicos, se redactó una nueva constitución sin precedentes históricos y en el año 1789 (curiosamente año del estallido revolucionario en Francia) George Washington es juramentado Primer Presidente de los Estados Unidos de América.
Era un hombre muy alto, que no gustaba de usar pelucas, por lo que se teñia el cabello de blanco, que por cierto, lo tenía naturalmente rojo. Es raro imaginarse a George Washington como un pelirrojo, pero sí, aparentemente lo era. Un gran admirador del glorioso héroe de la antigua república de Roma Quincio Cincinato, siguiendo su ejemplo rechazó la posibilidad de un tercer período presidencial cuando pudo haber gobernado de por vida, y se regresó a sus tierras para terminar dedicándose a la agricultura. Un gran hombre de mucho carácter y extraordinario primer ejemplo para la recién nacida república de los Estados Unidos de América, renunció a su cargo como militar antes de aceptar la postulación a la presidencia. Murió en el año 1799.

El segundo de nuestros héroes en cuestión es mi norteamericano favorito: Thomas Jefferson, dejando en el modesto segundo puesto al inagotable General Robert Lee, pero de él hablaré en otro momento. Jefferson, al igual que Washington, era virginiano, pero de mucha mejor cuna. Nació el 13 de abril de 1743 y a la edad de nueve años ya estaba estudiando latín, griego y francés (que envidia), pero su papá murió cuando tenía tan solo catorce años. Le heredó una hacienda de más de dosmil hectáreas cuadradas y una muy nutrida población de esclavos. A los dieciséis años ya estudiaba en la universidad (College of William & Mary en Williamsburg para ser exactos) y se dedicaba a perfeccionar su griego, estudiar filosofía metafísica y ciencias naturales, leía los clásicos entre Homero, Tácito, Tito Livio, Cicerón y pare usted de contar. El más distinguido de su curso, era un estudiante obsesivo. A los veinticinco años comenzó la construcción de su famosa mansión Monticello, de estilo neoclásico, gastó fortunas en terminarla. Se convirtió luego en el centro de su gran plantación esclavista. Se casó con una viudita de veintitrés, tuvieron seis hijos, pero su querida murió luego del parto del último. Luego, durante su presidencia, la prensa amarillista lo atacó por haber tenido una supuesta relación con Sally Heming, una de sus esclavas, y haber procreado múltiples niños.
En el año 1774 ingresó a la política de su colonia en un ambiente convulsionado y crítico por los recientes impuestos declarados por el Parlamento Británico a sus colonias. Jefferson escribió su primer tratado publicado sobre los derechos de los británicos americanos en ese año, y en su escrito proponía la idea radical para aquel tiempo de que los colonos tenían un derecho natural a autogobernarse. ¡Vestigios de una mente republicana! Luego en el Congreso Continental formó parte de una comisión que le concedió la redacción de una declaración de independencia de Gran Bretaña y el resultado lo conocemos muy bien en nuestros días; uno de los documentos más bellos y sabios de la literatura política de aquellos años. Luego fue legislador en Virginia adelantando legislaciones reformistas muy liberales y de avanzada para su época. Luego fue gobernador de su estado del 79 al 81, sirvió como representante de Virginia ante el Congreso por un año (83-84), para ser luego embajador de Estados Unidos en Francia, puesto que no dejó de ser controversial pues, se cuenta que su amistad con el Marqués de La Fayette lo introdujo en a dinámica revoluionaria francesa y que incluso la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano fue redactada en su despacho diplomático. Es demasiado lo que se puede decir de Jefferson, pero no basta decir que fue Secretario de Estado del gobierno de Washington, tercer Presidente de los Estados Unidos por dos períodos, fundador del primer partido político norteamericano, compró la Luisiana a Bonaparte, fundó la que hoy en día es la Biblioteca del Congreso (la más grande del mundo) con sus propios libros, fundó la Universidad de Virginia (sueño que había tenido desde antaño), etc. Murió el 4 de julio (celebración de la independencia) de 1826, el mismo día que su íntimo amigo John Adams.

De Abraham Lincoln se puede contar una historia no menos gloriosa. Nació el 12 de febrero de 1809 en el Estado de Kentucky, en una cabaña de madera de una sola habitación de dos padres campesinos en condiciones modestas, por más que el padre fuera dueño de varios terrenos. Su familia se mudó para Indiana cuando no tenía más de siete años, por motivos que rápidamente entendió que tenían que ver con la esclavitud. Su padre, campesino medio, no podía competir con los cultivos de extensión explotados por masiva mano de obra esclava. Su madre murió cuando tenía tan sólo nueve años, pero se encariñó mucho con la esposa que luego esposó su padre. Años después la familia se mudó a Illinois huyendole a una peste. A los veintidos años Lincoln comenzó a dedicarse al comercio a través de la cuenca del Mississippi, y aunque su educación colegial fue muy escaza, era un lector autodidáctico muy apasionado. Era hábil con el hacha y el revólver, pero una característica particular de él es que no le gustaba cazar animales, ni siquiera por alimento. Aunque tuvo dificultades para conseguir una esposa estable (la primera novia murió muy pronto), logró establecer una familia, de la cual sólo sobrevivió hasta la adultéz uno de sus hijos; los demás muriendo prematuramete. Tan pronto como a los veintitrés años ya tenía ambiciones políticas y se postuló para la Asamblea General de Illinois, cargo al cual no accedió pero alcanzó una suma de votos respetable para los absolutamente nulos recursos pólíticos que manejaba. Lincoln hizo su campaña con lo poco que tenía dándole la vuelta a su estado. Dos años después, en 1834 sí ganó un puesto en la legislatura estadal. Luego logró iniciar sus estudios en derecho, carrera que logró perseguir exitosamente hasta convertirse en un abogado reputado por su capacidad por evaluar profundamente los argumentos y defender hábilmente sus casos. Luego fue escogido por cuatro períodos consecutivos a la legislatura estadal, lo cual demuestra que era un político con buen prospecto futuro. Ya en el 30 afirmó públicamente que se encontraba en contra de la esclavitud, y continuó defendiendo esta postura en un ambiente nacional que estaba cada vez más dividido. En el 46 fue escogido al Congreso de los Estados Unidos y sirvió por dos años e ingresó a la política nacional definitivamente.
De vuelta en Illinois se dedicó a ejercer el derecho lo cual lo hizo con muchísimo éxito por años, llegando a representar a grandes corporaciones. Sin embargo el caso de la Ley Kansas-Nebraska lo atrajo de vuelta a la política nacional. Se postuló al Senado como foribundo abolicionista pero desistió en su intento. El país estaba muy dividido, al borde de la separación por el asunto de la esclavitud. Hubo debates famosos en los que Lincoln participó y que hoy en día son recordados con cierta solemnidad, pero lo importante es que el partido Whig, al cual él pertenecía, se terminó de dividir por completo frente al tema de la esclavitud, y llegó la hora de formar un nuevo partido. El partido republicano fue fundado por Abraham Lincoln en medio de una constelación de partidos radicalmente abolicionaistas de Nueva Inglaterra. Sin embargo fue su partido republicano el que lo llevó a ganar la campaña electoral de 1860, momento en que la situación se hizo insostenible. En febrero de 1861 el estado de Carolina del Sur se declaró independiente de los Estados Unidos. En pocos meses se le unirían otros diez estados sureños y estallaría la cruenta y dolorosa Guerra Civil. Estados Unidos hubiera dejado de existir, pero en parte ese acontecimiento tan terrible no se dio, porque la causa de la unión tenía a un hombre tan determinado como lo fue Abraham Lincoln. Al final de todo el drama, Lincoln quizo viajar a la abandonada capital del sur Richmond, Virginia, y entró con un pequeño grupo de guardaespaldas. La ciudad estaba abandonada, pero cuando llegó al centro, aparecieron de las sombras decenas de negros esclavos que se acumularon alrededor de él clamándolo como el liberador, queriendo tocarlo y la guardia temerosa de un atentado, cuando de pronto un negro anciano penetra el anillo de seguridad y se arrodilla a los pies del presidente. Lincoln lo levanta y le informa que a partir de ahora es un hombre libre, ya no tiene que arrodillarse ante nadie. Lincoln fue asesinado de un tiro en la nuca el 15 de abril de 1865 por John Wilkes Booth mientras atendía a la Opera. No había terminado su período presidencial.

Nuestro cuarto héroe nació en el año 1858 en la familia Roosevelt acentada en Nueva York desde mediados del siglo XVII y llevó de nombre Theodore. Desde niño se sintió atraído por los animales y la biología en general, tanto así que llegó a organizar pequeñas exibiciones de animales que él mismo cazaba, diseccionaba y luego agrupaba. Desde niño recibió el sobrenombre de "Teddy" Se casó pero perdió a su mujer el segundo día luego de haber nacido su primera hija. Su madre había muerto el mismo día en la misma casa unas horas antes. El golpe emocional fue devastador, en el que en su diario dibujó ese día una gran X que ocupó toda la hoja. Fue un excelente estudiante de geografía, historia y biología pero muy deficiente en matemática, latín y griego. En 1876 entró a estudiar en Harvard. Además de destacarse en filosofía, ciencias naturales y oratoria, también se dedicaba a deportes; entre ellos el boxeo. Sin embargo concentró su estudio en el Arte de la Guerra, llegando a publicar su primer libro sobre la Guerra Naval de 1812 (año en que Bonaparte invadió el imperio Ruso con consecuencias catastróficas), y fue muy bien recibido por la crítica, tanto así que es considerado un clásico del estudio de la estrategia naval incluso en nuestros días. Durante éstos años estaba íntimamente vinculado a la pólítica como miembro del partido republicano. Legislador muy activo en la legislatura newyorkina. Ya como un actor importante en la política de su estado, en 1884 asistió a la convención nacional del partido. La experiencia de la política de partidos lo desestimuló lo suficiente como para querer retirarse a unas tierras que había comprado en Dakota del Norte, donde se dedicó tranquilamente a la cacería. Allí aprendió a montar caballo y a enlazar, adquieriendo todo el estilo de un baquero de western americano. En su exilio autoimpuesto vivió la experiencia de perseguir a un grupo de ladrones que penetraron en su propiedad. Se mantuvo despierto toda la noche espeándolos con un rifle, y para evitar dormirse leía la obra de Tolstoi. Casado una segunda vez, volvió a la política en la ciudad de Nueva York y logró hacerse presidente de la oficina de policía de la ciudad. Hablamos de un hombre que definitivamente tenía modales rudos, representaba ciertos dotes masculinos de su época. La policía reconocida como la más corrupta de los Estados Unidos (NYPD) fue reformada por el talante de hierro y la honestidad inquebrantable de Theodore Roosevelt en sus dos años en el cargo.
Siempre fascinado por la historia naval, fue escogido sorpresivamente, con ayuda de su amigo congresista Henry Cabot Lodge y el presidente William McKinley, Asistente de la Secretaría de la Naval en 1897. El carácter de Roosevelt era muy especial, entusiasta y partidario de la guerra, llegó a afirmar "yo debería siempre darle la bienvenida a cualquier guerra, porque creo que a este país le hace falta una." Al estallara la guerra contra España Roosevelt renunció de su cargo y reclutó voluntarios del oeste tanto como amigos de las universidades Ivy League, para formar un regimiento de caballería que fuera a combatir en Cuba. ¡Qué hombre aventurero! Mucho se podrá decir de Teddy Roosevelt, pero nunca que fue un cobarde. Durante la guerra fue nominado a la Medalla de Honor pero al final no se la otorgaron. Luego de la guerra fue elegido gobernador de Nueva York con lo que combatió con sus más apasionadas energías la corrupción de las maquinarias políticas. Ganó la vicepresidencia junto con el reelecto McKinley, pero éste murió protno en 1901 y él lo sucedió como presidente de los Estados Unidos. Ganó una reelección y gobernó hasta 1909. Fue partidario de una política imperialista y de utilizar todo el poder que los Estados Unidos había aglomerado hasta el momento para introducirse en el concierto de las naciones como una nueva potencia mundial, especialmente luego de haber barrido a España en la pasada guerra. Su política exterior hacia los países tercermundistas fue muy conocida como la doctrina del "gran garrote." La metáfora habla por sí misma. Fortaleció a los Estados Unidos y le dio el estatus de potencia mundial. Luego de su presidencia cometió empresas tan raras como una expedición científica que llevó a cabo en las profundidades de Brasil donde llegó a hacer descubrimientos renombrados. Verdaderamente, un científico desde niño, cazador apasionado, patriota foribundo, guerrero y político de honestidad intachable, Theodore Roosevelt se ha ganado tremendamente ese puesto al lado de los grandes en el Monte Rushmore.

Lo que más me gusta de este monumento con sus cuatro gigantes rostros mirando al firmamento, es cómo los americanos inmortalizaron a sus grandes héroes en el granito, en figuras que quién sabe por cuántos miles de años permanecerán allí. Para tener vidas finitas y a veces efímeras, el recuerdo de los grandes hombres tallada sobre la montaña es una muy cordial honra a los grandes hombres que formaron ese país, y el recuerdo será rescatado por quién sabe quién en un futuro que nos es completamente desconocidos.

domingo, 11 de octubre de 2009

Un gran relato de Chéjov.


Sólo para hacer una nota breve, acabo de leer un cuento de Antón Chéjov (el célebre narrador ruso-ucraniano de siglo XIX) que me ha conmovido lo suficiente como para hablar un poco de él. "La dama del Perrito" se llama, y el tema es muy sencillo, el amor en la infidelidad. Como ésta historia hay miles, pero llamo la atención del estilo discursivo que es entretenido desde el primer momento. Lo que comienza como algo trivial y momentáneo, escala en un amor alocado e insensato. No puedo más que preguntar, ¿cuántas veces no hemos estado como Dmitrii Dmitrich Gurov? Enamorados, haciéndo el ridículo porque la sola contemplación de la persona amada nos enloquece, nos hace perder el control de nuestras acciones. Es el amor el sentimiento humano del que más se ha escrito, me parece a mí. Un estudio estadístico podría comprobar lo contrario, pero a mí me parece que es así. Debe ser tan común, una sensación tan compartida, tan vivida por todos, cada uno en su momento, que los grandes poetas no dudan contarnos sus historias y conmovernos con ellas, porque es la verdad, cuando los personajes comienzan a cometer estupideces uno como lector se dice a sí mismo "yo he estado allí, cometiendo ese tipo de estupideces". Y es que el amor nos hace muy estúpidos, pero hay una grandiosa felicidad en ese tipo de estupidéz.

Pueden encontrar el cuento en el siguiente vínculo: http://www.literatura.us/idiomas/ac_dama.html

Se los recomiendo con sinceridad.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Rusia y Rachmaninov


"Sin la música la vida sería un error" afirmó Nietzsche tan acertadamente en El Crepúsculo de los Ídolos. Quizá una de las pocas afirmaciones de Federico con las que estoy total y abslutamente de acuerdo. Abro con ésta cita porque quiero hablarles de uno de mis músicos predilectos; Sergei Rachmaninov, y una de sus piezas preferidas por mí; el tercer concierto para piano. Para los que no lo conoces, autor ruso de música contemporánea, entiéndase, principios del siglo XX, con un estilo musical verdaderamente espiritual. Advierto que no es un autor sencillo. La primerz vez que dí con su música, quizá no me agradó del todo. Pero digamos que me senté con curiosidad y por pasión, y he descubierto las melodías invernales más sensacionales que se pueden oír. Pero ahora quiero comentarles específicamente sobre el tercer concierto para piano, muy conocido por muchos.
Debo decir que Rusia es todo un misterio para mí como occidental. Por una parte tengo los prejuicios característicos que nos han hecho ver a ese imperio oriental como la cumbre del despotismo, la injusticia y la crueldad. Como el enemigo de nuestras ideas ilustradas, de nuestras convicciones republicanas y de nuestros deseos liberales. Pero hay algo de misterio en Rusia, algo de ese helado invierno que tanto temor nos da, algo que sin duda despierta mi más completa curiosidad y aliementa mi mayor admiración. Rusia, para nosotros los occidentales, es una gran contradicción. La amamos y la odiamos. Ese es el sentimiento que despierta el tercer concierto para piano de Sergei Rachmaninov.
El primer movimiento es una bienvenida a aquél helado mundo, en las primeras notas se dibuja la infinita estepa congelada. La entrada del piano es ese martillazo de pasión, un llamado a la profundidad del espíritu, desatado de las frivolidades del cuerpo. En el frío no hay sensaciones del cuerpo, sí la onda reflexión sobre la condición del alma. El movimiento se pasea por distintas tonalidades, en un aparente desorden de estructura, entre momentos climáticos y recesiones pacíficas. La destreza de un pianista debe ser muy aguda, por la complejidad y exigencia que requiere el tocar ésta pieza. El segundo movimiento es la ternura exaltada. Un viaje por Siberia como el de Doctor Shivago, con una tonalidad melancólica pero tremendamente romántico. Esa felicidad extraña, solitaria, apartada, en la mera contemplación; de eso se trata éste segundo movimiento. Mucho más breve que el primero, que ya de por sí es largo, concentra aquellas pequeñas emociones que le dan un tono triste pero hermoso a la vida. El paso al tercer movimiento se da de manera abrupta y violenta, a tonos más citadinos y elocuentes, como si de las frías estepas hayamos ingresado a una de esas noches petersburguesas de Dostoievsky. El final, o mejor, el Gran Final, se nos presenta en un torbellino de sonidos fuertes liderados por el piano que termina repentinamente como un paro cardíaco; de la exaltación maravillosa de la vida, el oscuro silencio de la muerte. Rachmaninov es un genio, y su música tocada como un Evangelio.

(...)

No introduzco arbitrariamente a Dostoievsky en nuestra conversación. Para mí, esos dos grandes artístas, el narrador y el músico, son los grandes exponentes del espíritu ruso común: independiente de las necesidades estéticas de la vida occidental y urbana, internado en las profundidades de su espiritualidad y su religiosidad. Sí, el pueblo ruso es muy cristiano, muy religioso. Todavía lo son. En eso nos superan a nosotros los supuestamente sofisticados occidentales. ¿Por qué asocio a Dostoievsky con Rachmaninov? El narrador es de la generación anterior, la de Tchaikovsky. ¿Por qué lo junto con Sergei? Si han leído novelas de Dostoievsky, descubrirán rápidamente sus temas: el nihilismo, la mezquindad, la miseria, lo enfermo, en fin, los grandes defectos humanos. Su gran tema es el ruso común, la persona tradicional, el ser humano exento de todo heroísmo y grandilocuente historia. Eurípides ruso. En ese sentido es totalmente contemporáneo, de mentalidad industrial. En Dostoievsky encontramos el huracán ideológico de las sociedad industriales. Bueno, la música de Rachmaninov a mí me suena a precisamente eso. Tchaikovsky es muy romanticista, muy glorioso, muy del tzarismo. Tchaikovsky se parece es a Tolstoi. ¿Qué decir de una Obertura 1812 y una novela como La Guerra y La Paz?
Rusia es desde todo punto de vista una civilización atractiva. La fuerza de su espíritu viene repartida en densas unidades. A los que la densidad los abruma, los angustia o les fastidia, pueden conseguir ejemplos de mucha mayor ligereza en las culturas francesa o inglesa. Rusia no será un buen lugar para los que prefieren tomarse las cosas con sencilla y linda tranquilidad.

domingo, 4 de octubre de 2009

Justicia y Libertad


Seamos sinceros, la política es un asunto de pasiones. Por supuesto que las variables de poder se manejan de acuerdo con criterios racionales, pero éste es un campo reservado para los líderes, dirigentes y ambiciosos de ese poder. Pero para el ciudadano común, para el ciudadano de una república vigorosa, no para el súbdito de un monarca, ni para el esclavo de un tirano, la política es un asunto de pasiones. Incluso las elecciones hechas por los votantes en repúblicas vigorosas, aunque son hechas de acuerdo con cálculos racionales, vienen siempre acompañadas de la fuerza y convicción que se derivan de las pasiones. Sólo en repúblicas estériles la racionalidad es el único principio, como en aquellos helados países escandinavos, y a veces parece que incluso en Alemania.
La tesis platónica del Rey Filósofo no es para nada descabellada. Todo lo contrario, es totalmente coherente. La Democracia Ateniense, también como cualquier modelo de república vigorosa, se administraba más con pasiones que con razón. Y es un axioma antropológico que el motor político de los pueblos son antes las pasiones que la los juicios estrictamente utilitarios. Precisamente por éste motivo Platón rechaza completamente a la Democracia Ateniense, en favor de una forma de gobierno donde el gobernante pueda ejercer el poder soberano sin la necesidad de convencer a los gobernados. Por ende, desatado de éste requerimiento, puede gobernar estrictamente con la razón.
Ahora, ¿por qué es para Platón tanto mejor el gobierno de la razón que el gobierno de las pasiones? Tan sencillo como que, en la tradición socrática a la que pertenecía, él no podía conciliar filosóficamente a las pasiones con los requerimientos de la justicia. Y el descubrimiento de Platón, descubrimiento que hasta ahora casi nadie en su sano juicio ha rechazado, es que el bien supremo de la política, el bien común por excelencia, es la justicia. Sólo el filósofo inobstaculizado por las tendencias pasionales de las formas de gobierno populares puede administrar justicia con absoluto equilibrio y legitimidad.
Por otra parte, un republicano tan convencido como lo fue Maquiavelo, entendía totalmente las implicaciones pasionales del republicanismo, pero a diferencia de Platón, las reivindicaba. Porque, además de la justicia, el otro gran bien de la política, a veces en pugna con la primera, es la libertad. Y el Maestro Florentino hace su apuesta por la libertad en el republicanismo, mientras que el Gran Filósofo apuesta a la estabilidad pacífica de un gobierno unipersonal (o aristocrático en la República), mucho más propenso a impartir justicia, siempre y cuando el o los gobernantes sean justos. Pero la experiencia de vida de nuestros dos autores los separó por rutas irreconciliables. Mientras Platón tuvo que presenciar el arbitrario juicio y sentencia mortal de su admirado maestro Sócrates, por un tribunal popular prejuiciado, vengativo y mezquino, Maquiavelo vivió en carne y hueso, llegando a la experiencia de la tortura, las arbitrariedades y ambiciones desenfrenadas de los monarcas y tiranos de su tiempo (insólito que ambos hayan vivido también la experiencia contraria, Platón en sus infortunados viajes a Siracusa y Maquiavelo en su fracasada lucha por una república libre florentina).
Luego de toda nuestra experiencia histórica occidental, ¿qué? ¿Quién triunfa en el debate entre la razón de la justicia y la pasión por la libertad cuando ambas están en pugna? La única respuesta, modesta por lo pronto, a la que puedo llegar en éste momento, producto de una experiencia que tuve el día de hoy es, qué aburrida es la política cuando está excenta y qué indignante es la política cuando abunda la injusticia. El republicanismo debe integrar los dos principios: libertad y justicia, y deshacerse de esa interpretación errada de que en política todo es una elección racional, porque de hecho no lo es casi nunca (vean a Venezuela). La virtud del sistema inventado por Montesquieu es la mixtura entre la justicia impartida racionalmente por una aristocracia legítima como lo es el Poder Judicial, y la libertad apasionada que vivimos en los tiempos de elecciones y en los acalorados debates en los Congresos de las repúblicas.
Error de publicación.

sábado, 3 de octubre de 2009

La religiosidad de Maquiavelo


Iniciémos el mes de octubre hablando sobre uno de mis autores más admirados y preferido; Maquiavelo. Lo comento y me interesa porque existe toda una mitología de prejuicios sobre el Maestro Florentino que a mi me parece verdaderamente lamentable. Y sí, como lamento ese adjetivo tan injusto cuando queremos referirnos a un político sin escrúpulos y lo tildamos de "maquiavélico". El pobre Maquiavelo estaba en el exilio, viviendo una vida de campesino que le aburría tremendamente, luego de haber viajado por casi toda Europa occidental y haber conocido a los grandes estadistas de su tiempo, cuando era tan sólo un humilde secretario de embajada de la cancillería florentina. Pero alcanzó una posición importante durante la administración del bondadoso, y quizá demasiado bondadoso, Gonfaloniero vitalicio Piero Soderini, como organizador de la milicia de ciudadanos de florentinos y haber cooperado en la toma de Pisa. Toda una experiencia que le serviría para escribir luego su tratado "El Arte de la Guerra". Entonces tenemos a este hombre acostumbrado a la turbulenta política de una república tan inestable como Florencia a principios del siglo XVI, gran jugador y mujeriego, repentinamente exiliado en el campo como mercader, agricultor y otras profesiones que nada venían al caso en un hombre urbano como Maquiavelo. Todo esto luego de la caída de la república y el retorno de la tiranía de los Medici. Fue apresado, torturado y enviado al exilio en el campo a unos 15 kilómetros de Florencia. ¿Por qué? Por republicanos. ¿Por ser fiel a los príncipes? No. Por ser fiel a la libertad.
¿Qué hace, entonces, un hombre con tanta cultura política, un humanista conocedor de los textos clásicos, gran admirador de la obra de Tito Livio, encerrado en una choza de campo, aburrido y dedicado a la bebida? Echemos un vistazo a un famoso fragmento de una carta de Nicolás a su amigo Franceso Vetori:
"Me levanto en la mañana con el sol, y salgo camino hacia un bosque mío que estoy haciendo talar, donde me detengo por dos horas para ver lo que se hizo el día anterior y para hablar con los leñadores que siempre tienen un problema encima ya sea entre ellos o con sus vecinos (...) Dejando el bosque voy hacia un riachuelo y de allí a algunas trampas de pájaro mías. Tengo un libro conmigo, Dante o Petrarca o alguno de los poetas menores, Tibulo, Ovidio o por el estilo. Leo sobre sus pasiones amorosas y sus amores, yo recuerdo el mío propio, y habito gratamente en estos pensamientos por un rato. Entonces voy hacia el camino y hacia la taverna. Hablo con los transeúntes, les preguntos noticias sobre sus villas, escucho toda clase de cosas, y observo los varios gustos e ideas del hombre. Mientras tanto es hora de almuerzo, y con los míos como la comida que me provee esta pobre granja y miserable patrimonio mío. Una vez de haber comido regreso a la taverna. Encuentro al anfitrión y usualmente a un carnicero, un molineor, y a un par de horneadores. Con ellos me degrado jugando todo el día a la cricca y tric-trac, y esto hace que surjan mil argumentos y disgustos sin acabar con palabras insultivas, y muchas veces hay una pelea por un penny, y se nos puede oír gritando tan lejos como en San Casciano. Y así, rodeado de estos piojos, destruyo las telarañas de mi cerebro y alivio lo lamentable de mi destino, el contenido de que me arroye de esta manera y ver si no esta avergonzado de tratarme así.
Cuando llega la noche retorno a mi hogar y voy hacia mi estudio, y en la puerta me quito mi ropa de diario llena de barro y de sucio, y me pongo las togas reales y curiales; y decentemente ataviado entro en las cortes de los antiguos, donde afectivamente soy saludado por ellos, tomo parte de ese alimento que es sólo mío y para el cual he nacido; donde no estoy avergonzado de hablar con ellos e investigar las razones de sus acciones; y ellos por su propia gentileza humana me responden, y por cuatro horas de largo no siento preocupación alguna; olvido todos mis problemas, no le temo ni a la pobreza ni a la muerte. Me doy por entero a ellos. Y porque Dante dice que el entendimiento no constituye conocimiento a menos de ser retenido en la memoria, he escrito lo que he aprendido en sus conversaciones y he compuesto una pequeña obra, El Príncipe..."
Hermoso fragmento, pero importante por lo ilustrador de su situación. Maquiavelo necesitaba llamar la atención de los Medici en Florencia, lo cual al final de su vida logró, y el Príncipe es la carta de presentación que el prepara para reintroducirse en la política en su ciudad. ¿Un diabólico realista sin principios y sin ética? ¿El teórico de los gangsters? No. Un hombre con una gran sabiduría política en un estado de marginalidad y de depresión que escribe descarnadamente y sin prejuicios sobre cómo se hace política en su tiempo. No nos dejemos engañas, Maquiavelo no inventó el realismo político. Tan sólo lo descubrió y lo publicó. Bien valiente para publicar un texto como el Príncipe en sus tiempos.
Pero ahora quiero apuntar un detalle sobre la supuesta visión amoral de la política de Maquiavelo. A los que dicen que sólo era un pragmático ateo o pagano, leamos algunos fragmentos de uno de sus discursos en otra de sus obras:
"... de hecho no hubo nunca un legislador que, al introducir leyes extraordinarias a un pueblo, no haya recurrido a Dios, porque de otra manera no hubieran sido aceptadas..." (Maquiavelo, Los Discursos, Libro Uno, Discurso 11). Este es el primer argumento bastante pragmático en principios. Pero no nos apuremos a conclusiones prematuras. "Como la observancia del culto a lo divino es la causa de la grandeza de las repúblicas, así la negligencia sobre ella es la causa de su ruina" (Ibid) dice más adelante. ¿Qué les parece? Y esto tiene que ver con un argumento práctico que da seguidamente cuando nos advierte que "la seguridad de una república o de un reino, no depende de que su mandatario gobierne prudentemente durante su vida, pero ordenando sobre ella de tal manera que, luego de su muerte, pueda mantenerse siendo tal." (Ibid) ¿Qué dicen? ¿Esta importancia que le da a un factor trascendental no es precisamente ése respeto al culto a la divinidad? Veamos: "Aquellos príncipes y aquellas repúblicas que deseen estar libres de la corrupción, deben mantener incorruptas por encima de todo las ceremonias de su religión y deben mantenerlas siempre en veneración; pues no puede haber una indicación más segura del declive de un país que el ver las creencias religiosas olvidadas." (Ibid, Discurso 12) Pues sí, aunque nos habla de las religiones en términos generales, vemos con toda claridad la importancia que dichas creencias tienen para la estabilidad y prosperidad pública y moral de los países en el pensamiento de nuestro autor.
Luego hablaré más de Maquiavelo, pero lo dejo hasta aquí para no hacer el texto demasiado extenso.