miércoles, 13 de enero de 2010

Sueños nevados

Desde pequeño ha habido una ciudad que se me ha quedado gravada en la memoria. Esa ciudad es Nueva York. La primera vez que la visité no tenía ni diez años. Recuerdo que fue en invierno, y que fue también la vez que descubrí la nieve. Para muchos que viven en latitudes donde neva, esto de "conocer la nieve" puede resultar tonto. Para un niño del Caribe cuya experiencia de temperatura más baja no habrá disminuido de los 10 grados, encontrarse con la nieve fue casi religioso. Y, especialmente, cuando la nieve con la que te encuentras cae desde los cielos de Manhattan. Años después volví, como a los once años, pero en verano. Yo no aprendí a caminar por las calles de mi ciudad natal, Caracas, sino como hasta los dieciséis años. Antes de eso, mi única experiencia caminando sólo por la calle, tomando el metro y desplazándome con total control fue en ese verano en Nueva York. Desde entonces he vueltos a ir dos veces más: en el 2007 y el año pasado. En estas últimas oportunidades fui con amigos en un viaje académico, y desde entonces he soñado con esa ciudad casi todos los días. Si mi ciudad de la historia es Roma, la ciudad de mi vida es Nueva York. El año pasado visité por segunda vez el Brooklyn Bridge Park, un pequeño parquesito a orillas del East River, entre el hermoso y viejo puente de Brooklyn y el leviatánico Manhattan Bridge, con una vista impresionante de Manhattan nocturna del otro lado del río. Esa visión es para mi casi religiosa, y la guardo en mi corazón con la más pura nostalgia. Esa segunda vez en ese pequeño parque estuve con mi queridísimo hermano Juan Andrés y dos amigas mías que quiero con profundo cariño, Naimeh y Titi. Fue uno de los momentos más especiales de mi vida, y me llevé de las orillas una pequeña piedra que guardo conmigo desde entonces. Ese es mi pedazo de Nueva York. Me he prometido que un día la devolveré a la rivera de donde la cogí, y esa vez será para siempre. Nueva York ha sido desde niño la ciudad de mis sueños, y con ayuda de Dios tendré el inmenso orgullo de llamarme newyorkino para antes del final de este año.
NOTA: es tan común hoy entre los venezolanos buscar en el exterior el orgullo que no consiguen en casa que, además de ser lamentable, es el motivo por el cual Venezuela es, en mi opinión, un país sin futuro. Muchos se van a muchas ciudades: unos a Paris, otros a Oxford; unos incluso a México D.F., otros a Bogotá; hay los que se van a Roma, Barcelona o Miami. Con ayuda de Dios yo me voy para Nueva York.

Un saludo desde la entristecida Venezuela.

5 comentarios:

Mean Mr Mustard dijo...

Nunca he estado en Nueva York, pero espero de verdad poder ir algún día. La conocemos tan bien a base de películas, series de televisión, documentales, canciones...

Muy bonito tu relato sobre el ver nieve por primera vez.

Un saludo

Cayetano dijo...

Parecían tus palabras una versión u homenaje de Cien años de soledad cuando dices que en Nueva York descubriste la nieve.
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo."
No hace falta ir tan lejos. Una vez que estuve destinado en Sevilla, llevamos a los chicos de secundaria a la sierra malagueña y cayeron unos cuantos copos de nieve. Se volvían locos de alegría. Era la primera vez en su vida que veían nevar. Comprensible.
Un saludo.

Colotordoc dijo...

Thaelman:

Nueva York es simplemente hermosa.
Si Dios quiere no solo seras Neoyorkino, sino que ademas los seran tus hijos.
Saludos y al menos de corazón cuentas con otro inmigrante que tiene nostalgia de su país pero sigue adelante.

Thaelman dijo...

Gracias por sus comentarios compañeros. Nueva York es sensacional. Es como esas ciudades que uno visita y no puede creer que existan. Me pasó also similar con Paris. Son ciudades de sueños.

Saludos.

Thaelman dijo...

Por cierto, para los que viajen para Nueva York, no dejen de caminar el Brooklyn bridge desde Manhattan justo antes del atardecer. Tendrán la estatua de la liberad a lo lejos a su derecha, el gigante Manhattan bridge a su izquierda, atrás tendrán a down town Manhattan (alumbrada próximamente por la Freedom Tower en honor al World Trade Center) y al frente la ruta del puente. Mi "spot number one" de todo Nueva York.

Note: no olviden mucho abrigo si están entre otoño y primavera.