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Como muchos deben saber, Tolstói es uno de los escritores más célebres de la literatura rusa. Hace unos meses en una feria de libros usados me encontraba ante la ambivalencia de no saber qué libro escoger de entre todos los tesoros que allí se encontraban, y el dinero no me alcanzaba para más de uno. Entre una biografía de Stalin, la Filosofía del Derecho de Hegel, todas las Vidas Paralelas de Plutarco, y otros títulos cuyo nombre no recuerdo, hasta que decidí correr el riesgo de comprar a un autor que hasta entonces no había leído (pero cuya fama es universal). Compré Ana Karenina de León Tolstói, y debió haber sido, sin duda, mi ángel de la guarda quien me llevó a leer esta novela. De Tolstói sólo conocía La Guerra y la Paz, pero luego de comprado el libro me tomé la molestia de investiga un poco, y resulta ser que Ana Karenina es una de las novelas más grandes de la literatura universal. Ahora que la llevo bien avanzada puedo afirmar con plena convicción que de hecho esta es una obra maestra. Hay algo en la literatura rusa de especial que la hace más grandiosa que todas las demás (o al menos la equipara al nivel de los grandes como Dante, Cervantes, Shakespeare y Goethe).
Si hay una novela que logra expresar a la perfección el significado de la palabra "belleza" y todo lo que ella implica, esa es Ana Karenina. Por su tono y su estilo, lo que podría ser nada más que una novela romanticona como las hay por montón, es más bien una historia contada con un talento y una sensibilidad por lo hermoso que deja al lector impresionado. Al menos yo he quedado así, pues, como no soy un estudioso de las letras, pero procuro avanzar en la literatura universal, no logro comprender qué es lo que hay en la forma de escribir de Tolstói, pero una magia inexplicable hay detrás de todo ello. Quizá lo que más me ha llamado la atención es el contraste que existe con mi autor predilecto de la literatura, Fedor Dostoyevski (otro ruso) cuya estética es radicalmente opuesta. Tolstói cuenta las historias en las grandes cortes, entre princesas, funcionarios respetados y grandes y hermosos palacios. Los detalles tan precisos que adornan la estética son tan perfectos que la vida hermosa de estas personas es admirable. En Ana Karenina todo es bello. Por el contrario Dostoyevski es el escritor de los pobres, de los liciados, los alcohólicos, los obsesivos, los antisociales, los tuberculosos. Aquéllos sujetos llenos de defectos de carácter y de cuerpo, cargados de vicios, pero al mismo tiempo tan encantadores, lo que es la magia de Dostoyevski (conciliar lo feo con lo encantador). Los dos fueron contemporáneos, y mientras el eslavofilo de Dostoyevski escribía sobre las injusticias de Rusia, el anarquista de Tolstói describía la belleza de la alta sociedad. Qué interesante, ¿no?
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Para concluir esta nota traigo a colación la conexión que tiendo a hacer entre literatura y música. Como antes hablé de Dostoyevski y su paralelo en la música de Sergei Rachmaninov, he encontrado la similitud precisa entre nuestro autor del momento León Tolstói y el monumental Piotr Tchaikovky. Al igual que Tolstói, la obra de Tchaikovsky es de grandeza, belleza y perfección. La que es mi sinfonía preferida de Tchaikovsky, la quinta (a diferencia de la opinión común que exalta la sexta) es la espectacular danza entre Ana Karenina y su amante Vronski. El drama del adulterio, la frustración del rechazo, la angustia de la separación; esos son los temas de Ana Karenina. Y consigo su correlato musical en las grandiosas y bellas sinfonías de Tchaikovsky.
En todo caso, es León Tolstói un autor que no puede ser ignorado, y Ana Karenina una de sus más grandes novelas. Pasa a ser una de mis sugerencias predilectas.