martes, 13 de abril de 2010

Las perturbaciones de Nietzsche


Cada vez que leo Nietzsche me desconcierto más. Quizá no sea producto de la truculencia de sus ideas y lo aterrador de sus conclusiones. Se debe, en buena medida, a ese estilo oscuro, cargado de juicios de valor, de aperente ausencia total de estructura y sin duda una carencia de sistema. En pocas palabras: Nietzsche es un desordenado. A veces creo que este desorden es adrede, como método para convencer al lector que en el mundo no existe unidad fuera de la que nosotros nos creamos a nosotros mismos para entenderlo. Que toda apariencia de unidad es vana y estéril, incluso castrante.

Tengo meses que no lo leo, pero en las consecutivas referencias que hacen de él Spengler, Heidegger y Foucault, pues me he visto en la necesidad de retomar La Voluntad de Poder. Es sin duda una lectura difícil y pesada. Incluso los niveles elevadísimos de abstracción de Heidegger me parecen más cómodos de leer (aunque creo que esto es ya algo mío). Ahora bien, superando la discusión metodológica y de lenguaje, Nietzsche es sin duda un autor perturbador. Es considerado como uno de los más importantes pensadores de su tiempo, pero creo que más por su capacidad destructora que por un verdadero compromiso por construir una alternativa. Quizá ni él mismo estaba tan claro de lo que proponía como de lo que quería destruir.

Hay algo de Nietzsche que apela al sentido común, a la experiencia cotidiana. Su lapidaria crítica contra la moral y sus expresiones en la filosofía y el cristianismo son importantes de leer, porque nos recuerdan varias cosas, y nos hace un llamado de atención a no exagerar. La moral, como Nietzsche la entendía; como la voluntad de poder de un grupo de personas que utilizan la dialéctica para tiranizar tanto a sus propios instintos, como a los instintos de los demás, desenmascarando la hipocresía de la inmoralidad del moralismo; es sin duda un fenómeno no poco común en nuestra sociedad. Esto se puede afirmar. Pero aquí tengo dos objeciones primordiales.

1) Lo que Nietzsche más critica de los moralistas y filósofos occidentales, su voluntad de poder basada en premisas absolutas; también él incurre en la falta de plantear premisas absolutas. La liberación total de los instintos, como aquello que hace a la vida placentera y emocionante, es también una exageración que desencadena el nihilismo más destructivo. Ya lo vimos en el siglo XX. Nietzsche, en su búsqueda por la honestidad intelectual, afirma sin pelos en la lengua que sus ideas se identifican con la supremacía de los fuertes y el dominio de la arbitrariedad sobre la moralidad e intelectualismo de los comunes (Sócrates). Por supuesto que Nietzsche defendía a diestra y siniestra al individuo y sus pulsiones instintivas, objetando cualquier forma de sometimiento moral. Pero no queda tan claro cuando entendemos que de su pensamiento se puede deducir ideologías como el nacional socialismo. Es totalmente errado relacionar directamente a Nietzsche con la monstruosidad de los nazis. Pero no es descabellado establecer una relación de causalidad desde las conclusiones nihilistas de su pensamiento a las premisas criminales del nacional socialismo. Es por ello que toda consecuencia nihilista del pensamiento puede desencadenar acontecimientos inesperados y monstruosos. (En todo caso, rescato la respuesta del Papa Benedicto XVI en su primera encíclita Deus Carita Est en la que argumenta en favor de un amor cristiano que exalte las bellezas de la vida y el placer de vivirla en contra de aquella idea del cristianismo como una disciplina monástica insensible y castradora).

2) Nietzsche es uno de esos grandes pensadores que busca la honestidad a toda costa. Que trata de reconciliarse consigo mismo y rechazar toda forma de máscara. Por eso es tan sórdido. Sin embargo, comete el error que tantos cometen: buscar la honestidad señalando la hipocresía de los demás. Es muy probable que muchos cristianos como muchos socialistas y republicanos (es decir, cualquier forma de pensamiento altruista), sean de hecho hipócritas. Pero es también muy cierto que no lo podemos saber. Incluso la conducta de una persona no nos demuestra a cien por ciento si esa persona siente o no culpa verdadera, si de hecho su conciencia juega de alguna manera algún papel. Claro, que luego de ver las contradicciones de todo altruista una y otra vez, por décadas, no nos queda otra cosa que juzgarlo de hipócrita. Pero hoy en día se abusa de ese insulto como si todos fuéramos jueces morales de la honestidad. Nietzsche es uno de ellos.

En definitiva, Nietzsche chillará todo lo que quiera, pero es verdad que existe una voluntad del hombre de actuar bien y de diferenciarse del mal. No es una voluntad universal, pero es una voluntad que existe en muchas personas. Eso no los hace peores ni hipócritas. También, por nuestro lado, hay que aceptar que si este mundo occidental pertenece hoy a algún pensador, es a Nietzsche. Hoy en día la individualidad está exaltada a unos niveles cuya expresión se manifiesta en fenómenos verdaderamente raros. Los gustos estéticos cada día son más vulgares y la cultura de las tribus urbanas es producto de una suerte de nihilismo gregario. Sin duda alguna, todo ello signo de una decadencia irreversible de Occidente que la mente clarividente de Nietzsche previó, resumida en su famosa frase "el desierto se extiende".

5 comentarios:

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Mi filòsofo preferido...comparto contigo que a veces es aterrador las conclusiones a las que llega, el modo de narrarlo,..pero todo eso me crea una gran satisfacciòn, fue alguièn distinto, un ilumindao.

la primera vez que leì Asì hablaba Zaratustra quedè bastante perturbado, se convirtiò en una especie de obsesiòn para mì...es un libro estremecedor.

Un saludo.

Thaelman dijo...

Nietzsche es una mente clarividente. De allí lo poderosa de su filosofía. Es un gran desenmascarador. Yo tuve una época nietzscheana hace un par de años, pero es importante trascenderlo, en vista de que la tesis del übermenscht no es una respuesta viable.

Así Habló Zaratustra es una de las obras filosóficas que más he disfrutado. A veces pienso que Nietzsche escogió un método totalmente metafórico para así lograr llegar a cada persona de manera distinta, como apelando a la personalidad de cada quien sin establecer una argumentación universal en la que no cree.

Gracias por su comentario compañero. Saludos.

Cayetano dijo...

El desorden, el caos, la radicalidad... todo sirve de escudo teórico para que los seguidores del nazismo se parapeten detrás con sus propuestas infames. No obstante, Nietzsche no es culpable de que otros utilicen su pensamiento como base teórica del horror nazi, como tampoco Wagner era culpable de que a Hitler le gustara esa propuesta musical y coral.
Un saludo.

Colotordoc dijo...

Comparto la idea de Cayetano Algunos (los nazis) se escudaron en sus ideas para cometer sus delitos.

He de decirte que ha sido complicado leer a este caballero. Denso para mi estilo

Saludos Thaelman

Thaelman dijo...

Una de las herramientas de la demagogia es hacerce con cualquier forma de conocimiento de maneras totalmente torcidas. Sin duda el nacional socialismo se aprovechó de manera vulgar del pensamiento crítico de Nieztsche; por más que este filósofo haya dado demasiados espacios a dudas y comentarios puntuales verdaderamente preocupantes. En todo caso, la completa eliminación y subordinación del individuo bajo un régimen totalitario es algo que para Nietzsche hubiera sido inconsebible. El trataba de liberar al hombre, no de esclavizarlo. En mi opinión no supo hacerlo, y el resultado fue desatar a la bestia. En eso el si es responsable.

En todo caso, los discursos demagógicos son los más descarados al hacerce con autores y héroes de maneras totalmente absurdas. Vean al chavismo: en su ideología mezclan bolivarianismo e ideas de nuestra independencia (de raíces muy liberales) y las juntan con socialismo científico y a veces algo de cristianismo. Insania total.

Saludo compañeros.