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En anteriores entradas he procurado introducirme en el tema de lo que hace al humano humano y lo diferencia de los animales. El tema no es espurio, especialmente en vista de concepciones darwinistas que reducen lo humano a mera biología, con la necesaria consecuencia de que lo que hace a un hombre mejor a otro son sus cualidades fisiológicas. Nunca se exagera cuando se combate esta visión biologicista del hombre. Y a propósito de mi anterior cuestionamiento sobre la naturaleza real del ser humano, leyendo Heidegger (¿Qué es llamado Pensamiento?) me he topado con estos párrafos de muchísimo valor pedagógico, que sirve para nuestra discusión. Traduzco:
"Si seguimos la tradición y llamamos los sensual "físico," entonces la razón, lo supra-sensual, es lo que va más allá de lo sensual, lo físico; en griego, "más allá" es μετά (metá); μετά τά φυσικά (metá tá fysiká) significa más allá de lo físico, lo sensual; lo supra-sensual, al pasar más allá de lo físico, es lo metafísico. El hombre concebido como el animal racional es lo físico excediendo lo físico; en resumen -en la naturaleza del hombre como el animal racional, está agrupado el paso de lo físico a lo no-físico, lo supra-físico: así el hombre en sí mismo es lo metafísico." (Heidegger: What is Called Thinking?: p. 58).
"Para recordarnos sobre la definición esencial del hombre, Nietzsche lo llama el animal todavía indeterminado. Esto implica: homo est animal rationale. "Animal" no significa sólo cualquier ser viviente; las plantas, también, tienen vida, sin embargo no podemos llamar al hombre un vegetal racional. "Animal" significa bestia. El hombre es la bestia dotada con razón. La razón es la percepción de lo que es, lo cual siempre significa también lo que puede ser y debe ser. Percibir implica, en orden ascendente: dar bienvenida e integrar; aceptar e integrar el encuentro; agarrar cara a cara; emprender y mirar a través -y esto significa hablar a través. En latín hablar a través es reor; en griego ρεω (reo) es la habilidad de agarrar algo y verlo a través; reri es ratio; animal rational es el animal que vive al percibir lo que es, en la manera descrita. La percepción que prevalece dentro de la razón produce y aduce propósitos, establece reglas, provee medio y vías, y afina a la razón a los modos de la acción. La percepción de la razón despliega mientras esta multiplicidad proporciona, lo cual es primero que todo y siempre una confrontación, una presentación cara a cara. Así uno puede también decir: homo est animal rationale -el hombre es el animal que confronta cara a cara. Un simple animal, como un perro, nunca confronta nada, no puede nunca confrontar nada en su rostro; para hacerlo, el animal tendría que percibirse a sí mismo. No puede decir "yo," no puede hablar del todo. En contraste el hombre, de acuerdo con doctrinas metafísicas, es el animal confrontador que tiene la propiedad de que puede hablar. Sobre esta definición esencial -la cual no es, sin embargo, nunca pensada más completamente hasta sus raíces -está entonces construida la doctrina del hombre como la persona, cuya doctrina puede ser a partir de aquí expresada teológicamente. Persona significa la máscara del actor a través de la cual su cuento dramático es dicho. Si es el hombre el percibidor que percibe lo que es, nosotros podemos pensarlo como la persona, la máscara, del ser." (Ibid: p. 61).
Dejo estas reflexiones de una de las mentes más iluminadas del siglo XX para la reflexión sobre nuestro tema. Si lo que diferencia al ser humano de los animales es precisamente esa cualidad metafísica, supra-sensual, lo que nos diferencia entre humanos es también metafísico, y las diferencias físicas, como la raza, la estirpe, o la salud, son irrelevantes e intrascendentes en cuanto a lo que se refiere entre humanos. Por ello, toda concepción darwinista del hombre, como simples cuerpos bilógicos, no nos diferencia de los caballos, lo cual haría a un hombre pura sangre mucho más valioso que un hombre mezclado. Esta idea ya tuvo sus expresiones políticas en el siglo XX, y todos sabemos cuáles fueron. Repito, nunca está de más denunciar esa idea reducida del hombre que parte de principios darwinistas.