jueves, 20 de mayo de 2010

Kandinski el Preso y Matisse el Desaparecido

A modo de nota, esta noticia que ya tiene años rodando, pero que es bueno recordar:

"De acuerdo al testimonio ofrecido por una importante autoridad del Museo del Louvre en París, años atrás conocidos personeros públicos venezolanos negociaron una pintura de Henry Matisse en la capital francesa, en donde trataban que una experta autenticara la obra.
Gracias a un video de seguridad de un banco, difundido luego por una cadena de televisión por suscripción mundialmente conocida, pudo ser identificada una dama de apellido Chacón (esposa de un entonces Alcalde caraqueño) o una hermana de ésta, como la persona que sacó el lienzo de la caja de seguridad de un banco parisino.
Las autoridades venezolanas no quisieron actuar. El cuadro se desapareció y se presume que habría ido a parar a México o Norteamérica. Pero hace poco supuestamente habría reaparecido en la mansión de Pedro Torres Ciliberto en la ciudad de Caracas.
No se descarta que un periodista y ex alto jerarca de la vida pública nacional venezolana y su hijo estén involucrados con la desaparición de “La Odalisca” de Matisse, que posiblemente no regrese al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, de donde se desapareció, sino pase a decorar la pared de algún "boliburgués"."
Ahora imaginémonos nosotros lo que puede suceder si el gobierno logra centralizar todas las obras de arte del país, y almacenarlas en bodegas. El robo de un Matisse ya es un acto de corrupción miserable, como lo puede ser el enriquecimiento personal a través de robarle a la nación las obras del arte universal que tanto le han costado adquirir y que con tanto orgullo preservamos. Estamos ante Alarico, los Vándalos y Atila. El gobierno del tirano Hugo Chávez ya no se basta con los miles de millones de dólares del petróleo venezolano; su sed de riqueza y de desbancar al país alcanza el nivel insólito de robo de arte. Ahora imagínense que el gobierno centralice la administración de todos los museos públicos de la nación. ¿Podremos seguir confiando que aquellos maravillosos cuadros de Botero no pasen de la noche a la mañana a ser copias misteriosas? ¿La gran colección de grabados de Picasso irá a sobrevivir? Esto me hace recordar una anécdota que nos contaba un profesor (y padrino de nuestra promoción) en la escuela de estudios políticos: de cómo grandiosas obras de Kandinski pasaron décadas escondidas en las masmorras de la Unión Soviética, por representar un arte "burgués" en vez de expresar las "realidades objetivas del proletariado". Y es que el pensamiento comunista más perverso ha penetrado en las mentes de los oficiales de la tiranía. Pero no sólo pensamiento comunista. Esta serie de cosas me recuerda a la famosa colección de arte universal que tenía Goëring en su residencia, todos robados de los museos de toda Europa, y que no regresaron a sus lugares de origen sino hasta la caída del nazismo.

En definitiva, y reiterando ciertamente sobre el tema, Venezuela está viviendo una tiranía foragida, que en su sed de poder, riqueza, y de vengar todo su recentimiento, está "raspando la holla" en todos los sentidos. Los millones del petróleo no les son suficientes (asumiendo los 100.000 barriles de petróleo subsidiado que el tirano envía duariamente a Cuba). Esta gente no tiene límites a su bandalismo destructivo. Es imposible no preguntarse después de esto, ¿qué irá a quedar en Venezuela? Todo indica que nuestra ruta es Cartago.

Si quiere leer más: http://www.eluniversal.com.ve/2009/12/03/til_ava_un-libro-reconstruye_03A3144893.shtml

2 comentarios:

Cayetano dijo...

Arte y tiranía se llevan mal. Porque lo primero conlleva libertad, creatividad e independencia... y lo segundo, ya sabemos que es todo lo contrario. Incluso cuando al tirano de turno le gusta la pintura, como pasó con Hitler, ese pintor mediocre que no fue admitido en la escuela de Bellas Artes de Viena y que se dedicó a perseguir a los pintores expresionistas, críticos con la época. ¡Y eso que se supone que era un colega y que entendía algo de arte!
Un saludo.

Thaelman dijo...

Pues sí, la tiranía no tiene límites a sus inclinaciones. Quieren hacerse con el arte, pero son incapaces de desarrollar uno propio. Bueno, conozco sólo una época en la que era totalmente al contrario, y eran los tiranos los más grandes capitanes del arte: el Renacimiento Italiano. Porque los Medici, los Sforza y los Borgias eran unos tiranos comúnes y silvestres, pero cómo promovieron el arte! Eso existió sólo en aquellos siglos.