domingo, 15 de noviembre de 2009

El Cantante de los cantantes


Héctor Juan Pérez Martínez (a la derecha en la imágen), el cual fue luego muy conocido como Héctor Lavoe, nació en la ciudad de Ponce, Puerto Rico, el 30 de septiembre de 1946. De él quiero escribir porque es, sin duda, mi cantante preferido. Perdió a su madre a los siete años, a su padre a los diez. Desde jóven estudió música y a los diesisiete años se fue a Nueva York, a probar fortuna, sin saber que en pocos años se convertiría en el vocalista intérprete salsero más celebre de la Salsa. Pronto conoció a otro de los grandes, junto con quien formará uno de los binomios salseros más trascendentales, Willie Colón (a la izquierda en la imágen). Ambos se hicieron muy amigos y entre 1967 y 1983 sacarán juntos hasta trece álbums, donde encontramos canciones tan hermosas como Che Che Cole, Ah-ah/Oh-no, Barrunto, La Murga, El Día de mi Suerte, entre otras. Luego Lavoe trabajaría con su propia banda e interpretaría las que para mí son las más grandes canciones de la Salsa: El Cantante y Periódico de Ayer, magistrales piezas de la mejor música latina.
Su fama internacional fue avasallante, haciéndose conocer como "Cantante de cantantes" y su apodo Lavoe viene precisamente de "La voz". Probablemente el cantante más celebre y virtuoso de la Salsa, es reconocido y reverenciado hoy, a dieciséis años de su trágica muerte. Un día que su apartamento en Queens cogió candela tuvo que saltar del balcón sufriendo graves fracturas en las piernas. Perdió a su hijo en un accidente y posteriormente cayó en una depresión que aumentó producto de una incontrolable adicción a las drogas. En su profunda depresión intentó suicidarse de un piso 9 en 1988. Su historia está marcada por la tragedia, pero hoy su voz es recordada con cariño y pasión entre millones de latinos y no-latinos que lo admiran como el más grande de los cantantes de salsa. Yo estoy entre ellos.
Héctor Lavoe es para mi motivo de inspiración en muchos momentos, en los malos y en los buenos. Cuando hace falta alegría, su voz y melodía nos alegra con su enigmático entusiasmo y carisma en canciones como Ah-ah/Oh-no, y en momentos de despecho nos enseña fortaleza y voluntad como en Periódico de Ayer, la canción que más recomiendo a mis amigos. No ví la película que sacaron en 2007, pero por las crítica de amigos y del propio Willie Colón, no me entusiasma mucho verla, ya que, aparentemente se afinca demasiado en su drogadicción. Sin embargo una crítica honesta pide ver la película antes de avanzar un criterio propio. De todas maneras escribo este breve texto en conmemoración a un gran artista latino que para muchos se ha convertido en nuestro héroe. Ojalá su música y su voz suenen por siempre.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La Guerra es la coartada de la Tiranía

El presidente Chávez amenaza con la guerra. En sus últimas locuciones por radio y televisión ha incrementado la tensión entre su gobierno y el estado colombiano. Al mismo tiempo ha polemizado internamente para poner a los venezolanos en tres y dos, como se dice comúnmente en el béisbol. Estamos con Chávez o somos traidores a la patria. Esto es explícito, no tiene cabida a interpretaciones. El presidente Chávez no sólo amenaza a Colombia con la guerra; también nos amenaza a los venezolanos. Es claro que este conflicto es inventado por el gobierno y que las supuestas amenazas de Colombia son simplemente un teatro. ¿Cómo saberlo? Primero por el historial que tiene este gobierno con las FARC, y segundo porque el gobierno del presidente Uribe está agotando literalmente todos los mecanismos legales internacionales para solventar la crisis diplomática, incluso acudiendo a la OEA, organismo que como todos sabemos, es carente de cualquier autoridad en vista de su irresponsable oportunismo. El gobierno de Colombia está jugando diplomáticamente mientras Chávez quiere polemizar a través de las armas. ¿Por qué? Porque una crisis diplomática no rinde suficientes frutos a nuestro megalómano presidente.

Y es aquí donde se evidencia la mascarada del gobierno de Chávez. Una guerra con Colombia (o la sola amenaza de ella), si bien es una jugada durísima y muy arriesgada, puede traducirse en importantes victorias políticas internamente para el proyecto personalista y tiránico del presidente. Los posibles beneficios de esta mascarada son los siguientes:

1) Polemizar con un enemigo externo podría lograr agrupar a sectores del país detrás de la autoridad del presidente Chávez. Sectores que se están alejando de él en desbandada, en vista de la desproporcionada crisis de servicios públicos (agua y luz principalmente) que se cierne sobre Venezuela. La vasta mayoría de ciudadanos mínimamente pensantes reconocemos que tal crisis de servicios no es culpa de nadie más ni nadie menos que de los propios funcionarios del gobierno del presidente. Chávez trata de desviar la atención y de polarizar con un enemigo externo para resurgir en popularidad a través del miedo colectivo que genera una posible guerra con Colombia.

2) La guerra es la coartada perfecta de las tiranías (y lo que es más preocupante aún, de los movimientos totalitarios) desde los tiempos antiguos. La guerra es la polarización máxima, llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias, a una relación de vida o muerte que obliga a los actores políticos (en este caso ciudadanos de una república) a tomar posición. O se está con la patria o se está contra ella. La relación amigo-enemigo llevada a su máximo permite al gobernante, Chávez en este caso, reprimir a todo aquel que sea objetivado detrás de la línea imaginaria del enemigo. Internamente la guerra es la cuartada perfecta de las tiranías para poner al país en estado de sitio y reprimir la disidencia en nombre de la república. Lo que Chávez ha estado buscando desde el 11 de abril, su "bahía de cochinos" que le permita descabezar de una vez por todas a la democracia venezolana y proclamarse definitivamente dictador, lo cual es el camino más seguro para morir en el poder.

3) El fruto más fácil de cultivar en la coartada de la guerra, en el caso concreto en el que vivimos, es deshacerse del gobernador del Táchira. Culparlo de traidor a la patria, de cooperar con el enemigo externo, abrirle un juicio y deshacerse de una de las gobernaciones de oposición al régimen Chávez. El gobierno es magistral en esta movida.

Lo importante es no olvidar que el conflicto al que nos está llevando Chávez con Colombia es un teatro cuyo objetivo último es liquidar a la disidencia interna en Venezuela. No olvidemos esas encuestas, esos números preocupantes para el gobierno, que se acentúan a medida que se acercan las elecciones parlamentarias, y que ponen en jaque la supervivencia del régimen de Chávez. El tirano hará todo lo posible, y jugará lo más duro que pueda, para evitar una catástrofe electoral en el 2010. Este conflicto con Colombia no es más que otra de sus tretas para desviar la atención y capitalizar victorias políticas internas. Aquí el enemigo común es Chávez. Es tanto enemigo de los colombianos como de los venezolanos. No nos dejemos engañar. Estar contra Chávez no es estar en contra de Venezuela. Todo lo contrario, es estar en favor de Venezuela tanto como estar en favor de los colombianos. Hay que decirlo con total claridad. Los únicos traidores a la patria aquí se llaman Hugo Chávez y toda la partida de delincuentes que gobiernan junto a él. Quien lo diga de esa manera es un patriota y no un traidor.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Dios juzga a los gobernantes


Salmo 58

2 Oh dioses y poderosos, ¿será verdad
que hacen justicia y que gobiernan según
el derecho?
3 Al contrario, a sabiendas falsean el
derecho, imponen al país un yugo injusto.
4 Los impíos andan descarriados desde
el seno de su madre, desde entonces mien-
te el embustero.
5 Llevan dentro un veneno como de ser-
piente que se hace la sorda; 6 que no escu-
cha la voz del encantador y rechaza sus
encantos.
7 Oh Dios, quiébrales los dientes; quiebra
sus mandíbulas de leones.
8 Que queden desparramados como agua
derramada. Que se marchiten como hierba
pisoteada.
9 Como babosa que se deshace al desli-
zarse, como feto abortado que no abre
los ojos a la luz.
10 Antes de que echen sus espinas como
la zarza, verdes o quemadas, que los arre-
bate el torbellino.
11 El juzto gozará al ver el castigo, y la-
vará sus pies en la sangre del impío. 12 Y di-
rán: Es verdad que hay recompensa para el
justo, sí, hay un Dios que hace justicia.


Este es uno de mis salmos preferidos. Lo he leído varias veces este año, en vista de acontecimientos que perturban con mucho dolor a los venezolanos. Lo leo cada vez que salgo de mi casa dispuesto a integrarme a una protesta política. Pero con este mismo salmo no sólo se mide con vara a los tiranos como Chávez o Husseín; el primero todavía falta de castigo y el segundo con uno bien merecido. Con la vara del salmo 58 Dios mide también la falta de los partidos, y de aquéllos políticos que en nombre del bien común engañan a los pueblos y los utilizan para su bien personal. Todos ellos castigados al fin. Pero no olvidemos que "con la vara que midas serás medido", lo cual es otra de las enseñanzas del cristianismo que nos llama a entender que la venganza está inevitablemente en manos de Dios, y es por ello que al final del salmo que presentamos afirma que "el juzto gozará al ver el castigo", pues no es él quien castiga sino Dios, y El aplica ese castigo de las mil maneras, en este mundo o en el próximo.

Es interesante y señalo como al comienzo se refiere el salmo a los gobernantes como "dioses y poderosos" y más adelante se refiere a sus "mandíbulas de leones". Son depredadores que se creen dioses tan sólo por ser podersos. Sólo a Chávez se le ocurre culpar al fenómeno natural que nosotros conocemos como "El Niño" por la falta de agua y electricidad en Venezuela, como si fuera Júpiter desde el Olimpo condenando las acciones de otros dioses subordinados a él. Chávez está incapacitado de sentir culpa, y es precisamente por ello que su castigo va a ser feróz. En manos del pueblo, de la historia o del infierno, Chávez padecerá todas y cada una de las penas descritas en el Apocalipsis y nosotros los venezolanos estaremos allí para presenciarlo, y como el salmo en cuestión nos indica, gozaremos.

Si Dios es justo, como sin duda lo debe ser, castiga al culpable y perdona al inocente con precisión matemática. Por creerse dioses sin serlo, los tiranos y políticos padecen las consecuencias de su soberbia.

martes, 3 de noviembre de 2009

La caída de Ilión


Habla Eneas:

"Ya la falange de los argivos se encaminaba desde Ténedos a nuestras conocidas playas en sus bien armadas naves, a favor del silencio y de la protectora luz de la luna, y a penas la real encendió una hoguera en su popa para dar la señal, cuando Sinón, defendido por los hados de los dioses, crueles para nosotros, abre furtivamente a los griegos encerrados en el vientre del coloso su prisión de madera; devuélvelos al aire libre el ya abierto caballo, y alegres salen del hueco roble, descolgándose por una maroma los caudillos Tesandro y Stenelo y el cruel Ulises, Acamante, Toas y Neptolemo, nieto de Peleo, y Macaón el primero, y Menelao, y el mismo Epeos, artífice de aquélla traidora máquina. Invaden la ciudad, sepultada en el sueño y el vino, matan a los centinelas, abren las puertas, dan entrada a todos sus compañeros y se unen a la huestes que los estaban esperando para dar el golpe."

Mientras esto acontece, Héctor dice a Eneas en un sueño: "Huye, ay, ¡oh hijo de una diosa!-dice-; húye y líbrate de esas llamas. El enemigo ocupa la ciudad. Troya se derrumba desde su alta cumbre. Bastante hemos hecho por la patria y por Príamo; si Pérgamo hubiera podido ser defendido por manos mortales, mi mano le hubiera defendido. Troya te confía sus númenes y sus penates; toma contigo esos compañeros de sus futuros hados y busca para ellos nuevas murallas, que fundaras, grandes por fin, después de andar errante mucho tiempo por los mares."

Eneas despierta y corre en defensa de Troya diciéndo a los jóvenes que encuentra: "¡Oh mancebos, corazones fortísimos, pero en vano; si estáis decididos a seguirme en mi desesperada empresa, ya véis cuál es la situación de nuestras cosas; todos los dioses, por cuyo favor subsitía este imperio, han abandonado sus santuarios y sus altares; vais a acudir en socorro de una ciudad incendiada; muramos, pues, sucumbamos en medio de la pelea. La única salvación para los vencidos es no esperar ninguna."

"Cayó la antigua ciudad, libre y poderosa por tantos años; por todas partes se ven tendidos cadáveres inertes en las calles, delante de las casas y en los sagrados umbrales de los dioses. Mas no sólo los teucros los que derraman su sangre; también a veces renace el valor en el corazón de los vencidos y sucumben los vencedores dánados. Por todas partes lamentos y horror; por todas partes la muerte, bajo inumerables formas."

"La fuerza se abre camino, no hay entrada que no se rompa; los griegos invasores acuchillan a los primeros que se les ponen delante y ocupan con su gente todo el palacio: no con tal violencia, cuando se desborda, rotos los diques, espumoso río y cubre con sus raudales los opuestos collados, se derrama furioso y soberbio en su crecida por los campos, arrastrando en sus olas los ganados con sus rediles. Yo, yo vi a Neptolemo, ebrio de sangre, y a los dos Atridas en el umbral del palacio; ví a Hécuba y a sus cien nueras y a Príamo en los altares, ensangrentando con sacrificios las hogueras que él propio había consagrado. Los cincuenta tálamos de sus hijos, esperanza de una numerosísima prole, los artesones de oro, ricos despojos de los bárbaros, todo en ruinas; lo que no abrasan las llamas es presa de los griegos."

"Entonces vi patentes los irritados rostros de las grandes deidades enemigas de Troya... Entonces vi a todo Ilión ardiendo en vivas llamas y revuelta hasta sus cimientos la ciudad de Neptuno, semejante al añoso roble de las altas cumbres cuando, serrado ya por el pie, pugnan los labradores por derribarle a fuerza de hachazos; álzase todavía amenazante, y trémula en la sacudida copa, se cimbrea su pomposa cabellera; vencida poco a poco, al fin, con repetidos golpes, lanza un postrer gemido y se precipita, arrastrándo sus ruinas por las laderas."

"En los ya desiertos pórticos del templo de Juno, Fénix y el cruel Ulises, elegidos para custodiar el botín, velaban sobre él. Vense allí hacinados por todas partes los tesoros de Troya, arrebatados a los santuarios incendidados, las mesas de los dioses, macizas copas de oro, vestiduras y despojos de cautivos; alrededor se extienden en larga hilera los niños y las despavoridas madres..."

"Pasada así, en fin, la noche, volví a reunirme con mis compañeros. Allí vi que se les habían agregados otros muchos, admirándome de que su número fuese tan grande; allí había matronas, guerreros, niños, muchedumbre infelíz congregada para el destierro. De todas partes habían acudido a igual punto, trayendo consigo sus ajuares y aparejados a seguirme por mar a cualesquiera regiones adonde me plugiera llevarlos. Ya en esto el lucero de la mañana se alzaba por cima de las altas cumbres del Ida, trayendo el día; los griegos ocupaban las puertas de Troya; ninguna esperanza de socorrerlas nos quedaba ya. Cedí, pues, a la suerte, y levantando en hombros a mi padre, me encaminé al monte."

Virgilio.